Por Jesús Ruiz Gámez
Ya les comentaba que los gobernantes mexicanos se enfrentan a la difícil decisión sobre cuándo deberán permitir que el movimiento económico regrese a la normalidad y parece que ese tiempo le ha llegado a la gobernadora Claudia Pavlovich.
Ayer la Mandataria estatal comentó que se proyecta recativar las actividades económicas de manera gradual, empezando con las más indispensables, pero sin que se tenga aún fecha estimada por parte de la mesa de especialistas que analiza el tema.
Sin embargo, el gobierno de Pavlovich puede ser víctima de su propio éxito como promotora de inversiones en campos de la industria, pues en Sonora se han instalado varias plantas de sector automotriz y aeroespacial cuya reapertura le urge a Estados Unidos para su propia reactivación industrial.
Y los gringos están presionando fuertemente al gobierno de López Obrador para que reactive ese tipo de plantas que proveen insumos a su cadena productiva, por lo que Sonora tendría que acatar cualquier disposición en ese sentido.
El problema es que en Sonora vamos retrasados en cuanto a los tiempos pico del coronavirus y allí está el riesgo de que se presione para la reapertura de las industrias cuando aquí este lo peor de la pandemia.
Difícil momento podría ser ese para la gobernadora Pavlovich, quien hasta ahora ha sido reconocida a nivel nacional por su acierto en las medidas que ha tomado.
EL JUEGO DE LA SEP
Otra decisión, igual en el marco de la pandemia, es cuándo permitir el regreso a clases en Sonora, pues ya se vio que a nivel nacional el titular de la SEP Esteban Moctezuma confirmó la intención de reabrir las aulas el día 1 de junio.
Al respecto, ayer el director de Promoción a la Salud, Gerardo Álvarez, dijo que “técnicamente” es inviable reanudar las clases en Sonora ese día “ya que no ha bajado la curva epidemiológica de contagios por COVID-19”.
Álvarez aclaró que si bajan los contagios en las próximas semanas se analizaría el regreso a clases en el estado.
Está claro que la decisión se tratará exclusivamente de un criterio de salud pública y en todo caso al secretario estatal de Educación y Cultura del Estado, Víctor Guerrero, le corresponderá tener listo el sistema para cualquiera que sea la decisión.
Sin embargo, hay que hacer notar el juego demagógico en que se ha embarcado la SEP, al impulsar a bote pronto las clases en línea en la educación básica, para lo cual obviamente ni están preparados los maestros y menos los padres de familia.
Además se trata de una decisión que encierra algo muy perverso, pues quizás en muchos hogares pudieran lograr algo de aprendizaje a través de internet, pero sin duda serían muchos más donde los niños no tendrían la menor oportunidad de estar al día, sea por deficiencias tecnológicas o porque simplemente los padres no pueden asistirlos.
Pero hay que hablar por lo claro: es evidente que la intención de las autoridades educativas nacionales es solo taparle el ojo al macho, simulando la educación en línea sólo para justificar que todos los alumnos sean pasados al siguiente nivel.
Es decir, se trata, a toda costa, de evitar cualquier posibilidad de anular el ciclo escolar, como ya se ha decidido en otros países, para evitarle al gobierno mexicano los costos (ciertamente enormes) que implicaría repetir un ciclo entero y con el agravante de que se acumularían dos matrículas de nuevo ingreso.
Por eso digo que es un juego demagógico y perverso, pues se superpone a la educación de los niños el criterio económico, mediante una gran simulación.
Por lo pronto en Sonora ya se dijo que el 1 de junio no, pero a ver cuál es la decisión final sobre el ciclo escolar.
LA MISMA MANGA, PERO MÁS ANCHA
Con todo y que digan lo contrario, el presidente López Obrador y los lacayos diputados y senadores de Morena, pretenden hacer más ancha la manga con que todos los presidentes han manejado prácticamente a su antojo enormes tajadas del presupuesto federal.
Como ya se ha dicho, López Obrador y todos los presidentes anteriores han tenido algunas facultades para hacer cambios sobre la marcha al presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados, pero en realidad siempre se han extralimitado sin mayores consecuencias, incluso en los tiempos en que no han dominado totalmente al poder legislativo.
Y es que hacer más ancha la manga por donde se sacan miles de millones de pesos siempre ha sido deseable para todos los presidentes, pero en especial para uno como López Obrador cuyo proyecto político se basa en controlar todos los hilos del poder, en este caso obtener el control casi absoluto del dinero público.
Pero no crean que la manga ancha se da nada más en la parte federal, sino que también en los estados no cantan nada mal las rancheras.
Por ejemplo, recuerdo que durante el gobierno estatal de Eduardo Bours, los diputados panistas denunciaban que sus proyectos de presupuesto de ingresos los mandaba muy por debajo de las proyecciones reales, para así manejar luego como ingresos excedentes enormes cantidades de difícil o casi nula fiscalización.
Y sí, el gobierno de Bours captaba más de lo que presupuestaba, sobre todo por los excedentes que llegaban a los estados por los ingresos petroleros que, en ese entonces, eran verdaderamente extraordinarios.
Luego vino el gobierno panista de Guillermo Padrés y ¿cree usted que los panistas cambiaron esos renglones torcidos de la presupuestación? Pues claro que no y fue así que en ese sexenio se manejaron casi 30 mil millones de pesos en recursos extraordinarios.
Ignoro, al momento de escribir esto, si en el actual sexenio de la gobernadora Claudia Pavlovich se hayan registrado similares excedentes en los ingresos y, en su caso, qué uso se le haya dado.
El asunto es que a todos los gobernantes les encanta tener manga ancha a la hora de manejar los presupuestos anuales y de allí que López Obrador y compañía vayan por todas las canicas en este tema, sobre todo cuando puede asegurar que así continúe por todo su sexenio.
Aciertan los que piensan mal y cuestionan que la prisa del Presidente es porque ya sabe que Morena difícilmente retendrá en el 2021 la mayoría en el Poder Legislativo, pero igual tampoco la oposición logrará esa mayoría calificada para revertir el agandalle que hoy pretende López Obrador.
Es decir que el golpe que hoy pretenden López Obrador y Morena, sería un palo dado que ni Dios pueda quitar.
Y eso también los saben los partidos de oposición, cuyos legisladores integrados a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión notificaron ayer que no van a permitir un periodo extraordinario de sesiones, en el cual los de Morena pretenden sacar adelante la iniciativa de López Obrador para que se le permita alterar el presupuesto en casos de emergencia.
Esto no significa que el asunto ya quede en zona muerta, porque esa comisión la integran 37 legisladores, entre diputados y senadores, y de ellos 24 son de Morena, por lo que sólo necesitan que uno de los 13 de oposición jale con ellos para llevar a cabo la sesión y posterior periodo extraordinario.
Pero si los de Morena no consiguen ese voto que necesitan, tampoco está muerto el proyecto del Presidente, porque bastaría con que hubiera ausencia de uno o algunos de los diputados del PAN, PRI, PRD o MC, para que los morenistas tuvieran las dos terceras partes de los votos presentes.
Y ya ha ocurrido que uno o más de la “oposición” se hace el desaparecido en momentos tan cruciales como éste, de tal manera que, repito, el asunto no está muerto.
¿Actuarán algunos de los diputados y senadores de oposición como Judas y faltarán a la sesión para permitir que Morena y el Presidente se salgan con la suya?
Ya lo veremos.