La proteína es un nutriente esencial que además de formar los músculos y huesos, suministra energía. Puede ayudar con el control de peso debido a que produce una sensación de saciedad y hace que la persona se sienta satisfecha con la comida.
Consumir proteínas en la dieta diaria ayuda al organismo a reparar células y producir otras nuevas.
El sitio MedlinePlus comparte que las proteínas más saludables son las más delgadas, es decir que tienen la menor cantidad de grasa y calorías.
Entre los alimentos que son considerados como mejor opción para consumir proteínas, se encuentran:
Pescado
Mariscos
Carne de pollo sin piel
Carne de pavo sin piel
Productos lácteos bajos o libres de grasa
Carnes rojas como cortes más magros
Quinoa
Lentejas
Semillas de cáñamo
Espirulina
Chía
Anacardos
Nueces
Semillas de sésamo
Semillas de calabaza
Chía
Vegetales de hoja verde
De acuerdo con el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), la ingesta diaria de proteína de un adulto varía entre los 42 y 62 gramos. Esta cantidad sería suficiente para prevenir posibles deficiencias en su salud.
El bajo consumo de proteína puede ser delicado para la salud. La carencia proteica produce:
Disminución de masa muscular
Deficiencia en el crecimiento
Metabolismo lento
Bajo rendimiento físico e intelectual
Daño en el desarrollo del feto
Sistema inmunológico o de defensa deficiente
Fatiga y apatía
En cambio, cuando se presenta un excesivo consumo de proteína, esto podría provocar el sentirse cansado y desconcentrado de la actividad cotidiana, señala el CIAD.
Otra manera de identificar que se está consumiendo demasiada proteína y se tiene un déficit relativo de glucosa (azúcar) en el cerebro, es cuando se presenta la sensación de mareos.
Según expertos, sin una cantidad adecuada de carbohidratos el nivel de azúcar en la sangre baja y el cuerpo no produce suficiente serotonina, que es la hormona que regula el estado de ánimo, lo que provocará que se tenga la sensación de disgusto o enojo.
El exceso de proteína también puede provocar daños en la adecuada función de los riñones y el hígado, por lo que una dieta muy rica en este macronutriente podría no ser la mejor opción para un estilo de vida saludable.