Joseph, al ver al pequeño, le abrazó y le preguntó si tenía todo preparado para ir a casa. El niño que dijo que sí y cuando llegaron a casa se dio cuenta de que no era su nieto. Enseguida lo devolvió al colegio.
Cuando los padres creen que no les va a dar tiempo a recoger a sus hijos del colegio es muy frecuente que pidan a los abuelos que lo hagan y que se los lleven a casa para hacer los deberes, bañarse, etc. Así lo hizo Joseph Fuller hace unos días cuando acudió a la escuela de primaria ‘Edisto’, en el condado de Orangeburg, en Carolina del Norte, para recoger a su nieto.
Un grupo de niños acababa de salir del gimnasio y se dirigía a la puerta de acceso a la calle. Joseph, a uno de ellos, como siempre hacía al verle, le dio un abrazo y le preguntó si tenía todo preparado para regresar a casa. El pequeño, de nombre Tavon, le respondió que sí. Al mismo tiempo, un profesor que se encontraba cerca, al ver la escena, le dijo que si estaba seguro de que ese señor era su abuelo y de nuevo contestó afirmativamente.
El abuelo firmó el parte de salida del colegio sin problemas porque era una de las personas que estaba autorizada para recoger a los estudiantes. Se subieron los dos al coche donde estaba esperándoles la abuela sentada en el asiento del copiloto. Poco después de cerrar las puertas ella, sin mirar atrás, le dio al pequeño un ‘Happy Meal’ y continuaron el trayecto hasta llegar a casa.
Una vez allí, al bajarse del coche, se dieron cuenta enseguida de que aquel niño no era su nieto. Tras unos instantes de confusión el abuelo lo subió de nuevo al coche y lo llevó al colegio. “Le faltaba un diente y yo sabía que a mi nieto no le faltaba ninguno”, reconocía consternado el abuelo a la cadena de televisión ‘wistv.com’ poco después. “Inmediatamente, lo llevé al colegio… Siento mucho lo ocurrido”, añadía.
El padre del menor dijo que la negligencia había sido del colegio y les instó a que tomaran las medidas oportunas para que no volviera a ocurrir algo así. De hecho el colegio ya ha indicado que revisarán el sistema de recogida de los alumnos y a partir de ahora éstos tendrán que identificar verbalmente a la persona que va a por ellos.
Un susto que quedó solo en eso después de que el abuelo reaccionara rápido al llegar a casa. A buen seguro, todos recordarán lo ocurrido y se reirán cuando lo cuenten a amigos y familiares.
