En los últimos 20 años más de 600 niños han muerto de calor después de haber sido olvidados en coches en EE.UU. Solo en 2012 32 niños perdieron la vida en el país por esta razón, según la organización para seguridad de niños Kids and Cars.
En México no se encontraron estadísticas pero hay algunos casos que han sido muy sonados:
El 14 de junio de 2011, en Hermosillo, María Gabriela, una menor de 1 año y 2 meses de edad murió deshidratada al permanecer nueve horas dentro del vehículo de su padre, quien la dejó en el asiento trasero de la unidad mientras él se bajó a trabajar.
El 26 de mayo de 2011, en Ciudad Acuña, Coahuila, el niño Roberto Julián sufrió un golpe de calor y asfixia tras quedar encerrado en un automóvil estacionado en el patio de una casa, donde lo dejaron olvidado.
En Chihuahua, Chihuahua, en mayo de 2012, David Rodrigo, de dos meses de edad, fue olvidado por sus padres en el auto estacionado fuera de su casa y murió por un golpe de calor.
En Chicoloapan, México, en junio de 2013, una niña de casi tres años falleció al permanecer cinco horas dentro del auto donde la olvidaron quienes supuestamente se encargarían de cuidarla.
San Luis Río Colorado, en mayo de 2014 falleció el pequeño Cándido Emanuel, de dos años de edad, igualmente fue olvidado.
En Guadalajara, Jalisco, en diciembre de 2014, un bebé de 9 meses murió cuando su papá se fue a trabajar olvidando que lo llevaba a la guardería.
Carricitos, Sinaloa, niño de dos años de edad, fue encontrado muerto en el interior de un automóvil, en donde quedó encerrado por el descuido de sus familiares.
Hace apenas dos meses, una bebita fue rescatada -afortunadamente con vida- dentro de un vehículo en el estacionamiento de un supermercado a donde su mamá había entrado “por unos minutos”.
El caso más reciente es el ocurrido en Mexicali el día de ayer, donde una niña de dos años de edad permaneció toda la jornada laboral de su madre encerrada en el auto.
Canadá, Israel, Francia, Italia, España y otros países reportan casos parecidos. Y los expertos admiten que esta tendencia cada año va en aumento.
¿Por qué los olvidamos?
Un artículo de ‘The Washington Post’ señala que “hace dos décadas estos casos eran relativamente raros en EE.UU. Sin embargo, cuando los expertos en la década de los 90 determinaron que los airbags podrían matar a los niños, se recomendó que los asientos de seguridad se colocaran en el asiento trasero. De este modo se redujo la visibilidad del niño y aumentó la tendencia a olvidarlos”. Cada estado establece su propio límite de edad del niño para esta práctica. Hablando de Europa, en casi en todos los países de la región está prohibido circular con menores de 12 años situados en los asientos delanteros del vehículo.
¿Qué tipo de personas dejan a su niño solo en un auto?
Según la psicóloga clínica Elaine Ducharme, esto puede pasarle a cualquiera. “El cerebro humano sigue una especie de piloto automático cuando estamos haciendo cosas rutinarias. La gente está ocupada con mil tareas, y es fácil olvidar cualquier cosa, incluido que su niño duerme en el asiento trasero. En el mundo actual es fácil distraerse. Esto es especialmente cierto si usted está cansado y estresado. Ser padre es un compromiso de 24 horas al día cada día de la semana, sin tiempo libre. Y los padres primerizos tienen que acostumbrarse a la nueva rutina: a colocar a su bebé en el coche y a sacarlo fuera”, dice.
“La gente piensa que se trata de monstruos o padres terribles, pero esto le puede suceder a los más responsables y educados”, dice Amber Rollins, director de la organización Kids and Cars. “Lo primero que le decimos a la gente es que no se le ocurra pensar que esto no puede pasarle a ellos”, cuenta.
Cuestión de prioridades
A su vez, el doctor en Filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), el ruso Kirill Pankrátov -que lleva casi 20 años en EE.UU.-, insiste en que “uno puede pensar en decenas de cosas: los problemas en el trabajo, atascos, discordias en la familia, etc… pero si lleva a su hijo en coche, el bebé debe ser la prioridad absoluta, y todo lo demás es secundario”.
“No dudo que una mayoría absoluta de los padres sufre mucho después de la tragedia. Pero esto no elimina el crimen. Según reveló Gene Weingarten en ‘The Washington Post’, casi en la mitad de los casos de este tipo no se inicia una causa penal contra los padres. Yo personalmente no veo motivo para que el despiste sea considerado como una circunstancia atenuante”, insiste.
“Es difícil imaginarse una muerte más terrible para un niño que ser abandonado y morir sofocándose en un recalentado ataúd en la acera. Si un padre varias veces al día mira por la ventana de su oficina para asegurarse de que no le suena la sirena de alarma de su coche y no se da cuenta de que su niño está en el interior, tal vez no merezca llamarse padre”.
