Un grupo de investigadores mexicanos descubrieron el río subterráneo en una de las más impresionantes construcciones de la cultura maya.
Los especialistas determinaron que el lugar fue elegido a propósito ya que, para los mayas, los cenotes tenían un carácter sagrado.
Debajo de la inmensa pirámide ubicada en el sitio arqueológico de Chichén Itzá (en Yucatán) hay un cuerpo de agua que de norte a sur mide alrededor de 20 ó 25 metros y en su parte más alargada 30″, señala un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto de Antropología e Historia (INAH).
“El cenote no está abierto, es decir, la pirámide no flota sobre agua”, explicó René Chávez, uno de los expertos que participó en la investigación.
El cenote fue descubierto gracias a una tomografía eléctrica tridimensional realizada por científicos de la UNAM, mediante la cual se “iluminó” el subsuelo de la pirámide, sin causar daño alguno al patrimonio histórico.
De ese modo se observó una capa de roca caliza de unos cuatro metros y enseguida un cuerpo de agua cuya profundidad no ha sido determinada. “Vemos hasta 20 metros, pero puede ser menor, y no creemos que esté lleno de agua, sino que tiene un cierto nivel, a una tercera parte de la estructura”, añadió Chávez.