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¿Es necesario actualizar la escala de huracanes?

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irma huracan escalas

irma huracan escalasEl huracán Irma acaba de pasar por encima de la isla de Barbuda y ha destruido el 90 por ciento de sus edificios mientras se dirige implacable hacia el oeste.

La tormenta ha presentado vientos sostenidos de casi 300 km/h durante más de 33 horas seguidas lo que según el especialista Philip Klotzbach “no había sido registrado en todo el planeta desde que existen satélites” y lo sitúa cerca de los máximos históricos.

Esta velocidad del viento está también bastante por encima del límite de 250 km/h que la escala de Saffir-Simpson marca para los huracanes de categoría 5, lo que ha hecho platearse a algunos medios y especialistas si no sería necesario ampliar la escala y añadir nuevas categorías. “Si extrapolamos las velocidades, Irma podría considerarse incluso de una categoría 7”, llegaba a comentar hace unas horas un presentador en la cadena Bloomberg.

Al debate se añade el reciente impacto de Harvey, que también marcó hace unas semanas un récord de precipitaciones en el continente americano, junto a los datos que indican que los huracanes de mayor intensidad serán cada vez mas frecuentes como consecuencia, en parte, del calentamiento de la superficie de los océanos.

Si tomamos el registro, encontramos que huracanes como el huracán Patricia, en el Pacífico, batió el récord de velocidad con vientos de 346 km/h con efectos destructivos que lo aproximan a los de un tornado de fuerza 5, solo que a una escala mucho mayor. De hecho, algunos estudios apuntan a que al final de este siglo tendremos más huracanes en la zona alta de la categoría 5 en zonas como el Caribe, Australia y el Golfo Pérsico.

“Una vez que el daño es prácticamente total, ¿para qué necesitas una categoría 6?”

“Los huracanes intensos podrían realmente ir a peor”, sostiene David Enfield, científico de la NOAA. “Puede que tengamos que inventarnos una categoría 6”.

Otros expertos, como el director del Centro Nacional de Huracanes (NHC), Bill Read, creen que las categorías no son útiles en absoluto y habría que eliminarlas.

“Todo el sistema se hizo en los años 60 y 70, cuando no teníamos manera de transmitir las variables de daño que una tormenta producir”, asegura.

“Una vez que dices que es catastrófico y que el daño es prácticamente total, ¿para qué necesitas una categoría 6?”, se plantea Dennis Feltgen también desde el NHC.

La cuestión es más compleja de lo que parece porque los datos que se recogen de un huracán son muy variados y en función de donde pongamos el foco podemos obtener unas listas u otras.

Más allá de la velocidad del viento sostenida, que es en lo que se centra la escala escala de Saffir-Simpson, podemos compararlos por la presión central, los daños producidos o la cantidad de lluvia.

Huracanes pertenecientes a la misma categoría 5 presentan diferencias: el huracán Emily, en 2005, tuvo vientos de 257 km/h durante seis horas; ese mismo año Katrina tuvo vientos de 280 km/h durante 18 horas y en 1980 el huracán Allen tuvo vientos de 305 km/h durante 72 horas seguidas.

Todos están en la misma categoría pero con características distintas. Y la lista cambia si lo que tenemos en cuenta es el diámetro de las tormentas, con los 1.520 km de Sandy, en 2012, a la cabeza; o si medimos la presión atmosférica en su centro.

“Lo que seguramente ocurrirá es que se formarán más huracanes de categoría 3, 4 y 5”

El consenso general entre los meteorólogos es que no hará falta cambiar la forma de clasificar los huracanes porque no aportará datos útiles. “Lo de cambiar la escala ya se hizo con los tornados, pero yo no lo veo urgente ni necesario”, asegura a Next el meteorólogo José Miguel Viñas.

“Habrá huracanes más intensos, pero eso no implica que vayan a ser más fuertes que los más fuertes hasta la fecha. Lo que seguramente ocurrirá es que se formarán más huracanes de categoría 3, 4 y 5”.

Michel Rosengaus, antiguo Director del Servicio Meteorológico Nacional de México, tampoco ve necesario un cambio porque no se está saturando el lado alto de la escala y el número de huracanes de categoría 5 sigue siendo muy pequeño.

“Lo que hacen los críticos es mirar el límite de las categorías 4 y 5 y ver y extrapolarla al rango entre 250 y 300 km/h para concluir que tendríamos otra categoría”, explica a Next.

“Y yo estoy de acuerdo, pero esta escala no responde a una medición objetiva, es una escala que alguien colocó arbitrariamente para establecer diferentes grados de peligrosidad.

La categoría 5 incluye cualquier cosa a partir de 250 km/h y no produce ninguna utilidad cambiarlo. Sería una categoría que tendría un representante cada cinco años o cada diez años”.

Para Rosengaus, el deseo de cambiar la escala viene de quienes quieren poner el acento en el cambio climático global, para demostrar de esta forma que está habiendo huracanes más intensos. Pero la historia no es tan sencilla.

Menos huracanes pero más intensos
Aunque la temperatura de la superficie del océano Atlántico ha aumentado en los últimos años, el aumento de huracanes obedece a un ciclo bien registrado por los climatólogos y que empezó en 1995.

“Una gran parte del calentamiento que se ha presentado desde 1995 a 2015 ha sido una oscilación que se llama oscilación multidecanal del Atlántico”, aclara Rosengaus.

“Antes de 1995 tuvimos como 30 años en que el número de ciclones en el Atlántico fue relativamente bajo, y ahora vivimos un período más alto, pero eso no necesariamente se lo podemos adjudicar al cambio climático global.

Si esta temperatura vuelve a bajar tendremos una temporada de ciclones baja, lo que tampoco significa que esté cambiando el clima hacia la baja de los ciclones tropicales”.

Los científicos que han estudiado a fondo la interrelación entre los ciclos y el aumento de la temperatura global han llegado a una conclusión un poco contraintuitiva: habrá menos huracanes en el futuro, a pesar de que el calor del mar es su fuente de energía.

Pero, eso sí, los que haya serán de mayor intensidad. “En pocas palabras”, resume Rosengaus, “los que sí se presenten van a tener una mayor probabilidad de estar en las categorías 3, 4 y 5 que en el pasado. También hay datos que apuntan a que en la parte central del huracán podría llegar a producir un 20 % más de lluvia”.

Para entender por que será así hay que tener en cuenta el fenómeno de la formación de huracanes en toda su complejidad. “No basta con que suba de temperatura el océano, es una máquina termodinámica”, explica el experto.

“La presencia de huracanes depende de otras cosas, como la cantidad de cortante que hay, es decir, la dirección y velocidad del viento. Si tengo un cortante muy fuerte, la verticalidad de la convección se rompe y deja de haber posibilidades de que se presenten ciclones tropicales.

Entre los pronósticos que se hacen del cambio climático es que el cortante va a aumentar y esa es la principal explicación a que el número de ciclones vaya a ser un poco más bajo”.

“Habrá una mayor probabilidad de estar en las categorías 3, 4 y 5 que en el pasado”

Para entenderlo mejor hay que conocer la forma en que cada año se forman los huracanes que terminan alcanzando las costas del Caribe sembrando la destrucción. El origen está en la formación de una pequeña depresión conocida como onda tropical en la zona más oriental del Atlántico, y en la sucesión de una serie de condiciones. “Se necesita que la temperatura de la superficie del mar esté por encima de 26 o 26’5º C, que el cortante no sea muy fuerte y le permita desarrollarse verticalmente la chimenea convectiva, la que mueve el aire húmedo hacia arriba, y que haya un giro accidental inicial”, detalla Rosengaus.

Formación de ondas tropicales
“La temperatura correcta y la falta de cortante no son condiciones suficientes para que se forme un huracán, se necesita un movimiento accidental que permite que la fuerza de Coriolis actúe”, añade.

“Una vez iniciado el movimiento, la máquina es muy eficiente y lo mantiene funcionando mientras las condiciones no se pierdan. Por ejemplo cuando un huracán entra a tierra y deja de tener alimentación de la superficie del mar baja rápidamente de intensidad hasta disiparse”.

Es por eso precisamente que Harvey fue tan destructivo y batió el récord de precipitaciones, “Si Harvey hubiera avanzado mucho más lejos de 100 km del litoral y hubiera llegado a Oklahoma, por ejemplo, se hubiera cortado y se hubiera disipado”, concreta el experto.

“La razón que le permitió mantenerse estacionado y vivo fue que estaba relativamente cerca del mar y la configuración de la costa le permitía del lado derecho seguir alimentándose y seguir produciendo lluvia, cantidades estratosféricas de lluvia”.

¿Se puede tragar un huracán una isla?

El huracán Irma acaba de pasar por encima de la isla de Barbuda, pero las probabilidades de que una tormenta se “trague” una isla – es decir, que el nivel del agua suba por encima del nivel de la propia isla – son remotas.

“En general, en las islas pequeñas, como permiten que al agua fluya, la marea de tormenta no es extraordinariamente alta”, explica Rosengaus .

“Un huracán de este tipo pudo haber producido marea de tormenta de tres o tres metros y medio sin ningún problema, pero eso no taparía por completo a la isla. En islas mas grandes, sí hay efectos dinámicos que pueden hacer que el agua que fluiría alrededor de la isla ya no fluya y entonces sí suba el nivel del mar mucho.

En el huracán Katrina fue famoso el impacto en Nueva Orleans, pero allí hubo vientos de solo 120 km/h. El lugar donde el viento fue muy alto, y las mareas de tormenta de 10 o 12 metros de altura, fue el Misisipi.

Esto significa que alguien en el tercer piso de un edificio tendría el agua en la cintura. Sin embargo, no es típico que una marea de tormenta así se dé en una isla, precisamente porque el agua fluye y le da la vuelta a la isla con cierta facilidad.

El problema de las islas es que no hay muchas zonas donde evacuar, por eso es siempre preferible que te pille en el continente”.

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