Seguramente te ha pasado: acabas de cobrar tu quincena y traes un billete de mil pesos… que aceptan en muy pocos negocios.
Ahora que el Banco de México anunció que pondrá en circulación uno de $2,000, surge la pregunta: ¿para qué diablos queremos un billete con esa denominación si batallamos con el anterior que se emitió en 2004?
La respuesta no es muy halagüeña que digamos, ya que lo más probable es que signifique que los mexicanos necesitarán más dinero para comprar lo mismo que compraban hace un par de años con menos ceros.
Lo cierto es que un billete de $1,000 pesos de 2018 vale aproximadamente 73% menos de lo que valía uno de 2004.
Este fenómeno se llama inflación y podría explicar porqué Banxico pretende arrancar la circulación de un billete de $2,000 pesos.
Cada año, la inflación sube 4.81%, según datos provistos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), lo que en turno, incrementa el valor de la Canasta Básica, que se conforma de las verduras, frutas, aceites, cereales y proteínas que consume el mexicano promedio todos los días.
Si en la Central de Abasto de la Ciudad de México los precios del aguacate, el limón, la cebolla y la bolsa de dos kilos de azúcar se mantuvieron en 50, 18, 18 y 32 pesos en ese orden en 2018, en 2004, estos ingredientes se vendieron 13.50, 4.68, 4.8 y 8.6 pesos, respectivamente.
Este incremento de precios o, dicho de una manera más adecuada, pérdida del valor de compra del dinero mexicano, podría explicar porqué en 2004 se necesitó un billete de $1,000 pesos y catorce años más tarde, se necesita uno de $2,000 pesos para satisfacer las mismas necesidades.
Se calcula que $1,000 pesos de 2018 valen aproximadamente $270 pesos de 2004, lo que significa que uno de los nuevos billetes de $2,000 pesos que propone Banxico, apenas podrá comprar lo que se pagaba con 540 pesos de hace 14 años.