Por Jesús Ruiz Gámez
Recuerdo que un día del pasado mes de enero, cuando la empresa Massive Caller presentó los resultados de una encuesta sobre preferencias electorales en Sonora rumbo al 2021, en lo que toca a la gubernatura el partido Morena aparecía arriba con un 36.5%, seguido por el PRI con 24.7% y el PAN con 10.8%. Los indecisos estaban en 23.1 por ciento.
Morena aventajaba como partido al PRI con 12 puntos, pero ya con candidatos resultaba que el partido de la 4T, con Alfonso Durazo Montaño como su candidato, ganaría la elección con 28.8%, por arriba de Ernesto “Borrego” Gándara que alcanzaba el 19% y de Antonio Astiazarán con el 8.9%, subiendo los indecisos a un 33%.
Cuatro meses después, luego del desastre de la estrategia de seguridad pública que le pega directamente a Durazo y de la igualmente desastrosa manera en que el gobierno de López Obrador ha encarado la pandemia del Covid-19, resulta que los números prácticamente se han emparejado entre Morena y el PRI, entre Durazo y Gándara.
Ayer se conoció la encuesta de la empresa Demoscopia Digital, con los siguientes resultados rumbo a la gubernatura en el 2021:
Morena sigue arriba en las preferencias por partido, con 32.15%, pero con el PRI ya muy cerca con 27.18% y el PAN con 10.2%. Los indecisos descienden a 16.12%.
Pero cuando a los sonorenses se les preguntó su preferencia por candidatos, la carrera se presenta mucho más pareja, pues a Durazo lo prefiere un 23.8%, con el Borrego ya pisándole los talones con el voto probable del 20.12% y con Antonio Astiazarán muy abajo con 8.9%. Indeciso está aún el 31.15%.
El resultado de esta encuesta arroja que prácticamente hay ya un empate técnico en las preferencias por candidatos,
pero lo más grave para Morena y Durazo es que el estudio se hizo cuando la tendencia apunta a que la imagen de este partido y su gobierno siga en deterioro.
Hay que decir que la razón de este virtual empate entre Durazo y Gándara no es solamente por los yerros del propio morenista y su gobierno, sino que en el caso del Borrego ya se refleja la cosecha de la intensa actividad por tierra que desempeñó durante todo el año pasado, a lo largo del cual amarró el apoyo de importantes liderazgos.
Así las cosas, se comprueba que en esto de lo electoral, nunca está todo escrito y que la fiesta de Morena en enero pasado, seguramente se transforma en preocupación en este mes de mayo.
COLOR AMARILLO, TIRANDO A ROJO
Según los “genios” que desde el centro del país se sacaron de la manga el semáforo sobre la pandemia del Covid-19, en Sonora ya podríamos ir a los cines, al teatro, iglesias y restaurantes, pues en el color amarillo que asignaron al Estado, debería haber permiso para casi todas las actividades y presencia en espacios públicos, aunque con algunas restricciones.
En la realidad, las restricciones que han ordenado y sugerido los gobiernos estatal y municipales de Sonora corresponden al color naranja y quizás más al rojo, pues sólo están permitidas las actividades esenciales, y aunque hay espacio para la movilidad restringida, la población no ha sido todo lo obediente que debiera.
Esa disparidad entre el color asignado desde chilangolandia seguramente contrasta con la realidad que se vive en la mayor parte de los estados, donde los gobernadores han actuado conforme sus propias circunstancias desde que se dieron cuenta de que el gobierno federal no se iba a poner al frente de la pandemia y los ha dejado prácticamente solos.
Lo que me inquieta de esta situación es que la decisión de reactivar en Sonora gran parte de las actividades industriales es impulsada –o presionada– como si realmente estuviéramos en esa situación de semáforo amarillo-naranja.
En Sonora no se ha implementado un semáforo que delimite el grado de alerta por regiones, pero, como ejemplo, los números de contagios en Hermosillo y San Luis Río Colorado, que siguen en ascenso, harían que ambos municipios estuvieran en color rojo, según la postura preventiva que ha adoptado el gobierno de Claudia Pavlovich.
Como la decisión sobre cuándo autorizar la reactivación no es tomada aún por el Consejo General de Salud del Estado, quizás dé tiempo a analizar las consecuencias que se tengan en otras entidades, como por ejemplo en Aguascalientes, donde a partir del lunes se reactiva su industria automotriz que da empleo a 110 mil trabajadores.
El gobernador de esa entidad, Martín Orozco, dijo ayer que no está de acuerdo con el color amarillo que se dio a su estado en el semáforo federal, pues su estrategia de aplicar el mayor número de pruebas posible ha redundado en que sólo esté ocupado el 3% de sus instalaciones de terapia intensiva, por lo que se siente confiado en que no habría mayor problema al regresar a las plantas las decenas de miles de empleados.
Habría que ver lo que sucede en ese y otros estados donde al parecer se van a jugar la suerte antes que en Sonora.
La declaración de la gobernadora Pavlovich, que de ninguna manera hará algo que ponga en riesgo a los niños y jóvenes, por lo cual ordenó que el ciclo escolar se termine de manera virtual, da idea de que esa misma cautela se tendrá a la hora que se tome la decisión sobre la reactivación de la industria automotriz.
Al final de cuentas, lo mismo es que el virus vaya de las escuelas a las casas, que de las plantas industriales a los hogares.
DESPRECIAN CRÉDITOS DE LA 4T
Ya se veía venir, como aquí se comentó, que los dos millones de créditos de 25 mil pesos a tasa de interés del 6% que puso en oferta el gobierno de López Obrador, no iban a tener éxito porque sus destinatarios se eligieron de la base de datos de los censos con que el naciente gobierno de la 4T formó una lista de cientos de miles de pequeños changarros y autoempleados en todo el país.
Cuando entre los requisitos para acceder a esos créditos se puso que fueran negocios legalmente registrados ante el IMSS, pero que además no hubieran despedido empleados, de inmediato se pudo deducir que no iban a atraer la atención y menos la intención entre ese tipo de micro empresarios.
Pero además, los pomposamente denominados “créditos a empresarios solidarios”, no dejan de ser eso, unos préstamos con obligación de pago, dirigidos a gente que difícilmente podía cumplir los requisitos, poco afecta a ese tipo de endeudamientos y con una ancestral desconfianza en todo lo que huela a gobierno, si no es algo regalado.
Así las cosas, resulta que hasta ayer el IMSS reportó que de los dos millones de créditos disponibles, solamente se habían recibido poco más de 300 mil solicitudes y de esas sólo se habían autorizado alrededor de 160 mil.
Se trata pues de un sonado fracaso y por eso, en forma ya desesperada, ayer buscaban ampliar el perfil de los destinatarios.
El detalle es que el plazo para la solicitud de estos créditos se vence !HOY!, por lo que no había manera de ni siquiera acercarse a una cuarta parte de la meta.
Y estos créditos son prácticamente todo el apoyo del gobierno de López Obrador a los “empresarios”… ¡Lástima margaritos!