Pocos le creían a Célida
La verdad pocos creían que la alcaldesa Célida López Cárdenas lograría sentar en una negociación a la empresa ConLuz, concesionaria del Alumbrado Público en Hermosillo, aún menos que lo haría con el poderoso Grupo Banorte, que financió ese contrato de concesión con la aportación de más de 700 millones de pesos.
Pero a juzgar por la relación de hechos que ayer compartió la Alcaldesa capitalina, no sólo logró sentar a la mesa a las reacias partes contrarias a su deseo de cancelar el contrato de concesión, sino que al final logró una renegociación que luce por demás ventajosa para los hermosillenses y para los próximos gobiernos municipales.
La llamada cancelación fue en realidad un acuerdo para la terminación anticipada del convenio, en base a lo establecido en el propio contrato, pero más allá de los términos numéricos y de las bases jurídicas de la renegociación, lo que vale la pena resaltar es la forma en que la Alcaldesa logró lo que parecía imposible o, cuando menos, poco probable a la vista de muchos.
La Presidente municipal recordó el anuncio de buscar la cancelación que hizo en enero del año pasado, luego de lo cual fueron muchas las voces que le recomendaban no hacerlo, por lo desgastante que podría ser para su gobierno y quizás para su propia persona.
Aun así decidió emprender lo que llamó una larga ruta jurídica repleta de diversos juicios civiles, e incluso penales, de decenas de amparos y medidas cautelares logradas por una y otra parte, ruta que parecía no tener fin, pero se dio aparejada a una labor personal de la Alcaldesa con las más altas autoridades, especialmente de la banca fiduciaria.
Célida reconoció que en medio de esa larga ruta jurídica sí llegó a pensar que sólo alcanzaría a heredar un largo litigio a las siguientes administraciones.
Podríamos decir que la Alcaldesa juntó dos estrategias: una, que era buscar “doblar” jurídicamente a las partes contrarias, y otra, que era convencerlos de que en realidad estaban haciendo un mal negocio, que n
o iba a terminar bien ni para ellos ni para el gobierno de Hermosillo.
De la primera estrategia, la jurídica, la Alcaldesa se jactó de haber tomado un rumbo ganador, gracias a la pericia del abogado municipal Gabriel Elías Urquídez, a quien públicamente agradeció sus buenos oficios.
En lo segundo, ponderó los argumentos técnicos que, soportados en varias auditorías de campo, aportó la Dirección de Alumbrado Público a cargo de Sorayda Mecinas Reyes, que sirvieron para demostrar la real inversión hecha por la concesionaria y para demostrar técnica y financieramente a Banorte que su inversión no estaba bien sustentada.
Es quizás en este último punto donde estuvo la clave para llegar al acuerdo de renegociación, pues la Alcaldesa relató que se llegó incluso a sentar frente al director general del Grupo Banorte, quien le reclamó su intención de cancelar el contrato, por el mal ejemplo que sería para el resto de los gobiernos con proyectos financiados de manera similar.
La Alcaldesa asegura que en ese zipizape le respondió al poderoso Banquero que no estarían en esa discusión si sus ejecutivos no hicieran préstamos sobre negocios inviables (“a lo pendejo”, fue la expresión), como el caso de la concesión del Alumbrado Público de Hermosillo en los términos pactados.
Negocio inviable, explicó la Alcaldesa al Banquero, porque simplemente no había forma alguna de que el gobierno municipal de Hermosillo pudiera pagar las cantidades estipuladas en el Contrato (más de 18 millones de pesos mensuales sólo en los primeros años) y menos si los compromisos significaban desviar hacia esos pagos las principales fuentes de ingresos propios de todo Ayuntamiento, que son el impuesto predial y por traslado de dominio.
La Munícipe dice que siempre dejó en claro a todas las partes que una concesión de un servicio público no es mala en sí misma, sino lo es la forma en que se hacen.
En síntesis, la Alcaldesa logró convencer a quien puso el dinero, de que le entraron a un mal negocio y que, sin importar que a largo plazo pudieran ganar la batalla jurídica, al final de cuentas podría ser una victoria pírrica.
En pocas palabras, la Presidente municipal logró que los señores del dinero entendieran que, en este caso, mejor les valía llegar a un mal arreglo que un buen pleito.
Y fue así que se logró un buen arreglo para Hermosillo.
Beneficios paralelos
Una síntesis de los números que compartió la alcaldesa Célida López Cárdenas es que Hermosillo estaba condenado a pagar 3 mil 802 millones de pesos (mdp) durante los 15 años del contrato de concesión, lo que implicaba pagar de inicio mensualidades de más de 18 millones pero que subirían hasta más de 30 mdp en los años finales del convenio.
La concesionaria sostenía haber invertido en la reconversión del sistema de alumbrado más de Mil mdp, pero al final de cuentas la postura del Ayuntamiento fue reconocer solamente 610 mdp, lo cual se aceptó como parte de la renegociación.
Es así que, al haberse renegociado también una mejor tasa de interés, de los 3 mil 802 mdp que se iban a pagar durante 15 años, el nuevo contrato obligará al pago de Mil 441 mdp en un plazo menor de poco más de 12 años, lo que representará en el largo plazo que se dejarán de erogar 2 mil 361 mdp, o sea un 62% menos que la obligación inicialmente pactada.
Para efectos del presente, la renegociación lograda por la Alcaldesa implicará que su gobierno, en vez de estar obligado a pagar más de 18 mdp mensuales, de entrada solamente pagará 6.5 mdp, cantidad que sí alcanza a ser financiada por entero con lo que la CFE reembolsa al ayuntamiento por el cobro del Derecho por Alumbrado Público (DAP).
Así consiguió liberar la obligación de comprometer recursos del cobro del predial y por traslado de dominio, aunque de estos últimos recursos solamente se tomará una cantidad para un fondo de garantía de pago de 3 meses.
Quizás de lo más importante es que el nuevo acuerdo regresa al Ayuntamiento la capacidad crediticia que el contrato anulado había dejado prácticamente en cero.
Es decir, no solamente se dejarán de erogar recursos que hubieran lastimado aún más el tesoro municipal, sino que la Comuna estará en posibilidad de acudir a otros financiamientos, como el que posiblemente se abra con Banobras para rescatar las deterioradas vialidades de la ciudad capital.
Pero esa es otra historia que en su momento habremos de contar.
Las nuevas batallas…
Y ya entrada y en la barra, como se dice coloquialmente, la Alcaldesa anunció que las próximas batallas que ha elegido van en ruta a lograr la renegociación o anulación de los contratos que el Ayuntamiento de Hermosillo tiene con TECMED (confinamiento de la basura) y con la empresa que opera la Planta de Tratamiento de Residuos (PTAR)
Son, dijo la Presidente, los frentes que hay por delante y a los que prometió entrarle con la misma decisión.
En esta ocasión, la Alcaldesa no adelantó detalles, pero cabe recordar que el pasado mes de septiembre el director general de Agua de Hermosillo, Alfredo Gómez Sarabia, en reunión con el Grupo de Periodistas Contrapunto 10 informó que la PTAR sería objeto de una auditoría de tipo técnico pero que además un equipo de abogados revisaría el contrato.
El contrato sobre la PTAR fue firmado en el 2012, con duración de 22 años y estableciendo como fuente de pago un porcentaje del consumo doméstico y comercial del agua potable en Hermosillo, lo cual redundó en un considerable aumento en los recibos de la paramunicipal.
¿Acaso esa auditoría técnica y la revisión jurídica del contrato ya dieron los elementos suficientes para entrarle a una nueva batalla por la cancelación o renegociación de este contrato?
La Alcaldesa seguramente lo informará en breve.