Por Jesús Ruiz Gámez
Fue de terror la conferencia mañanera de ayer del presidente López Obrador.
La sola información de que entre el 13 de marzo y ayer se han perdido casi 350 mil empleos formales en el país, según cifras oficiales del IMSS, me supo como a una probadita del amargo desastre económico que se viene.
Esa cifra es aproximadamente igual a la totalidad de empleos creados en todo el año pasado por la 4T, de tal manera que, desde su inicio a la fecha, el número de empleos creados es ¡¡CERO!!, si no es que hay ya tasa negativa en ese rubro.
Pero más me preocupó la forma en cómo el Presidente, y por extensión sus lambiscones funcionarios, ven la situación.
López Obrador, secundado por la secretaria del Trabajo Luisa María Alcalde, antes que darle un significado a la espantosa cifra del creciente desempleo, se dedicó a señalar a quienes, ya se sabe, serán los futuros acusados como culpables de la crisis que él mismo está provocando.
Para esto, en la mañanera mostraron una lámina en que hacían ver que del total de empleos perdidos en menos de un mes, más del 80% fueron por despidos de empresas “grandes” (de 50 empleados en adelante), mientras que el resto fueron recortes de pequeños negocios que tienen entre seis y 50 empleados.
Una y otra vez se encargaron de recalcar que son las “grandes empresas” las que más han despedido y, por el contrario, las pequeñas “han resistido”, pues son las más “solidarias” y de ellas deberían aprender los grandes empresarios.
“Es heroico lo que hacen las pequeñas empresas (las confunde con las micro empresas)… No cabe duda que lo pequeño es hermoso… Un aplauso para ellos”, vitoreó el mandatario nacional.
Luego, López Obrador dio una muestra de gran ignorancia, cuando refirió que los 350 mil empleos perdidos en lo que va de este tiempo del coronavirus, al final de cuentas no son aún representativos ante un total de 22 millones de empleos formales que el IMSS tiene registrados a nivel nacional.
Y enseguida se aventó otra perla: criticó que los despidos masivos son una actitud “de sacar raja” con los trabajadores por parte de las empresas, aunque, aseguró, quizás muchos de los grandes empresarios ni siquiera se habrán dado cuenta porque en realidad los recortes los hacen despachos que manejan el outsourcing.
“Es increíble que hagan eso”, dijo entonces el Presidente, para con ello dirigir “un llamado respetuoso” a los empresarios a que rectifiquen “porque todos cometemos errores”, como si los despidos fueran una decisión placentera.
Sin embargo, luego acotó que los grandes empresarios de Monterrey y la Ciudad de México (a los que antes tildaba como cómplices de la mafia del poder) se habían comprometido con él a que no harían despidos y seguirían pagando a sus trabajadores, aunque estuvieran en el paro obligado por el decreto del propio Presidente.
El Presidente expresó una vez más, acicateado por los periodistas “a modo” que suelen estar como floreros en las mañaneras, que los llamados a su gobierno por parte de las organizaciones empresariales, para que decrete algunos apoyos de tipo fiscal sobre todo a la pequeña y mediana empresa, son solamente “un escudo” que usan los grandes para beneficiarse a sí mismos.
Fue entonces cuando “anunció” que su gobierno entregará, en una primera etapa, un millón de créditos a unidades económicas formales e informales, que son parte de un padrón de cinco millones de solicitantes de ese tipo de créditos “a la palabra” (de 25 mil pesos cada uno), inscritos todos ellos en los censos para los “apoyos de Bienestar”.
Esto es que ni siquiera para los pequeños changarros, que son la mayor parte de los que integran esos censos, habrá ningún tipo de apoyo fiscal como se ha hecho en los demás países azotados por la pandemia, pues aquí lo que hará el gobierno es sólo prestarles un dinero que deberán pagar en 36 mensualidades… Si es que se paga, porque la experiencia de ese tipo de créditos es que son fondos perdidos.
Pero nada para los pequeños y medianos empresarios que son los principales empleadores en este país… Muy lamentable.
HIPOCRESÍA PRESIDENCIAL
Donde se voló la barda López Obrador (aunque en realidad lo hace muchas veces con tanta tarugada que se emite en las mañaneras), fue cuando fustigó a quienes supuestamente han hecho llamados al no pago de impuestos, aunque como siempre no dijo de quiénes podría tratarse.
“Eso no ayuda”, refirió López Obrador, el mismo que en sus tiempos de priista promovió que un estado entero (Tabasco, su tierra natal) dejara de pagar el consumo de energía eléctrica, impago que se ha prolongado ya por al menos tres décadas con un enorme daño a las finanzas del país.
“No pagar no es de buen ciudadano”, añadió el Presidente en el colmo de la hipocresía, para enseguida citar que hay grandes empresas nacionales y extranjeras que deben al fisco y de quienes sospecha podrían ser las impulsoras de esas campañas por el no pago.
Por supuesto, tampoco dijo cuáles son esas empresas ni cuánto deben y se limitó a afirmar que ha dado instrucciones al SAT para que los convoque a que voluntariamente paguen o se va a proceder legalmente, como si eso fuera una concesión graciosa y no algo previsto en la ley.
SORPRENDE ZOÉ ROBLEDO
En verdad un servidor pensaba que Zoé Robledo, el director general del IMSS, era de lo poco bueno destacable en el gabinete ampliado de la 4T, pero ayer en esta conferencia mañanera de plano me desilusionó.
Robledo, siguiendo el rollo presidencial, señaló que no hay fundamento legal para los despidos, sabedor que eso sólo le compete determinarlo a las autoridades laborales.
Pero además el funcionario hizo el llamado a los empresarios a que entiendan que si no se pagan las cuotas del IMSS los trabajadores ya no tendrán el servicio en el Instituto (¡brujo!), queriendo hacer ver eso como una actitud criminal de los empleadores ante lo que viene por la pandemia.
Ante esas palabras de Robledo, sinceramente esperaba el anuncio de que al menos a esos 350 mil nuevos desempleados el IMSS les podría prorrogar el tiempo de atención, como una excepción humanitaria por parte del gobierno, pero no, nada de eso, porque está visto que todo deberá ser culpa de los empresarios.
Además, por si no bastara, el Director del IMSS se negó a responder cuál ha sido el porcentaje en la caída del empleo en referencia al año anterior, despertando la sospecha de que se volverá a los tiempos del maquillaje de las cifras por parte del gobierno.
Decepcionante el señor Robledo.