Por Jesús Ruiz Gámez
El “movimiento” de López Obrador fue el verdadero motor que permitió a Morena arrasar en las elecciones del 2018 en Sonora y, para el 2021, otro “movimiento” buscará impedir que los morenistas lleguen al Palacio de Gobierno.
Ayer Ernesto Gándara Camou, “El Borrego”, anunció su renuncia a la militancia de más de 30 años al PRI, sin presentarse como una ruptura, sino como una separación amistosa, acordada, en busca de lo que se considera un bien mayor.
Esta renuncia debe verse como lo que es: la confirmación de que la coalición morenista enfrentará esta vez en Sonora un movimiento más amplio que otra alianza de partidos, pues pretende aglutinar a otras organizaciones políticas y sectores económicos y sociales que se sienten amenazados o agraviados por la llamada 4T.
Es evidente que la renuncia de El Borrego pretende dejar atrás los resquemores que hay en los partidos para un esfuerzo aliancista, pero también para estar en situación de presentar a la inmensa mayoría de sonorenses sin partido otra opción alrededor de su persona y de un proyecto más incluyente.
Por eso es que en el anuncio de su renuncia, Gándara cita que la decisión es por la urgencia de atender el llamado para una gran alianza de ciudadanos, no esencialmente partidista, sino de sectores, organizaciones civiles y familias que no se identifican con la oferta política actual.
Este movimiento, si aspira a ser aceptado por todos esos sonorenses, necesariamente deberá presentarse y demostrarse abierto, plural e incluyente hacia las visiones, las ambiciones y la diversidad que hay en un estado de por sí tan diverso.
Así parece verlo Ernesto Gándara, pues habla de la necesidad de que el movimiento lo guíe el interés general, en una alianza “sin colores, sin distinciones partidistas”.
“Lo digo con toda claridad, firmeza y contundencia: mi renuncia no es ruptura, no voy hacia ningún otro partido.
“Entiendo que un partido político por sí solo no lograría recoger la opinión, el sentir y las expresiones de todas y todos. No me alejo del PRI, me acerco a la construcción de un proyecto ciudadano donde cabemos todos, me acerco a la integración de un sólido proyecto de Gobierno que le dé sentido al crecimiento de Sonora.”
Ahora lo que sigue será observar cómo reciben los partidos y otros liderazgos políticos y sociales esta noticia, así como la formalización de este movimiento que necesitará hacerse y verse más grande que la suma de sus partes.
UNA DECISIÓN QUE EN EL PAN ESTABA ANUNCIADA
Claro que la decisión de Ernesto Gándara debió ser previamente consensuada tanto en el PRI como con los liderazgos del PAN y PRD, así como con los de organizaciones políticas, empresariales y sociales que pronto se sumarán activa y públicamente.
De hecho, la primera pista sobre la concreción de este consenso la observé con la filtración, hace unos días, de los videos en que liderazgos panistas se pronunciaron abiertamente por una alianza de partidos y organizaciones alrededor de la figura de El Borrego.
Que Luis Ernesto Nieves, como presidente del PAN Hermosillo, haya hecho ese pronunciamiento, fue clara señal de que era una decisión tomada en las más altas dirigencias panistas, lo que a su vez exigía necesariamente un acuerdo con el propio Ernesto Gándara y su partido.
Nieves fue claro en la razón de acceder o buscar esta alianza, cuando se refirió a que el PAN, con los niveles de preferencia que muestra actualmente, estaría en riesgo de quedarse fuera de la jugada ante un escenario de polarización Morena-PRI, lo que podría dejarlos, como dirigentes, sin oportunidad de rendir buenas cuentas a su militancia.
Pero más indicativo del consenso en el PAN sobre la alianza, fue que Javier Gándara Magaña, el ex candidato panista a la gubernatura en 2015, expresó en esa misma reunión del panismo la necesidad de apoyar la eventual candidatura de su primo Ernesto.
Javier Gándara, quien conserva amplio liderazgo al interior del panismo, había dicho desde el año pasado que sólo apoyaría una alianza con su primo Ernesto al frente, si éste renunciaba al PRI, un requisito que muy probablemente para el día de esa reunión en el PAN ya estaba plenamente acordado.
CUANDO UN AMIGO SE FUE: MARCOS SALVADOR HERNÁNDEZ
Hay personas a quien uno le debe mucho en la vida.
Eso representaba para mí Marcos Salvador Hernández Salas: un hombre valioso, valeroso, valiente de quien mucho aprendí en los años en que estuve cerca de él.
Lo conocí gracias a Héctor Bernal e Hilario Olea, otras personas con quienes me une un lazo especial formado precisamente en los años en que los cuatro compartimos trabajo, amistad y aventura junto a otros grandes amigos y amigas que desde entonces se quedaron para toda la vida y a quienes, estoy seguro, les duele por igual la partida de nuestro querido “Chava”.
El Chava fue un grande en la vida y en la muerte.
En la vida sembró, cultivó y cosechó en sí mismo una serie de cualidades que lo hicieron prosperar en lo profesional y en lo personal, haciendo de su persona un ejemplo a seguir para quienes nos cruzamos en su camino.
Y para enfrentar el trance de la muerte, que algún día todos hemos de pasar, el Chava nos deja el ejemplo de cómo transitarlo con absoluta dignidad de hombre, con esperanza y fe en Dios, y con caridad para no hacer sufrir más a quienes atestiguamos su dolor de tantos años.
Tiene razón Hilario cuando dice que El Chava hizo de la amistad y servicio a los demás una virtud. Pocos como él he conocido que sepan darse con tanta naturalidad y sincero amor por el prójimo.
Que tuvo defectos y que quedaban a la vista, por supuesto, pero debo decir que hasta de esos defectos se aprendía en su persona.
Me consuela saber que el mejor homenaje para el amigo y maestro está garantizado, porque será no dejarlo que muera jamás en la memoria, lo cual será imposible.
Descanse en paz mi querido Chava.