Podría parecer el guión de una película, pero no. El actor Sean Penn realizó una entrevista a Joaquín Guzmán Loera en octubre del 2015, tiempo en el que el narcotraficante todavía estaba prófugo en algún lugar de la sierra.
La traductora fue Kate del Castillo, quien fue contactada por Penn después que la actriz mexicana escribiera en Twitter un mensaje dirigido al Chapo Guzmán.
La revista Rolling Stone asegura que ya tenían planeado publicar el material este sábado 9 de enero, pero el asunto cobra especial relevancia después de un día de la reaprehensión del capo.
Según lo publicado en la revista, Joaquín Guzmán Loera emprendió su primer negocio cuando tenía seis años. Vendía naranjas y refrescos. Comenzó a sembrar amapola y marihuana porque su familia no tenía otra manera de sobrevivir.
Ahora afirma sin titubear: “Trafico más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que nadie en el mundo. Tengo una flotilla de submarinos, aviones, camiones y botes”.
Pese a que su fortuna de más de mil millones de dólares está salpicada por sangre, el Chapo no se considera un hombre violento. “Mira, todo lo que he hecho es defenderme. Nada más”, comentó a Penn. “¿Empiezo problemas? Nunca”.
La entrevista se habría realizado en varios encuentros, comenzando en octubre, con un viaje en medio de la jungla y rodeado por un centenar de sus hombres.
Pero cuando las tropas mexicanas atacaron su refugio días después de su primer encuentro, la entrevista con los dos actores fue a través del sistema de mensajería de Blackberry y un video enviado a Penn y Del Castillo.
La historia en Rolling Stone da más detalles sobre su último escape, el 11 de julio de 2015, cuando se fugó a través de un hoyo cavado en su ducha que lo condujo a un túnel de 1,5 kilómetros que, según estiman algunos ingenieros, costó al menos un millón de dólares y se llevó meses de obras. Los ingenieros que lo construyeron, describe Penn, fueron enviados a Alemania para entrenarse. La motocicleta que se movió a través de un sistema de rieles que utilizó el capo para escaparse fue modificada especialmente para funcionar en un ambiente subterráneo con poco oxígeno.
El relato de Penn posiblemente aumentará las dudas sobre el gobierno mexicano, ya avergonzado por los múltiples escapes de Guzmán, los meses que se llevó en encontrarlo y una reputación que lo ha convertido en una suerte de héroe popular. El actor describe que, de camino a su reunión con el capo, pasó un control militar sin problemas porque aparentemente los soldados reconocieron a un hijo de Guzmán. Penn afirma que, durante una parte de su viaje en una avioneta equipada solamente con un radar terrestre, se le explicó que el cártel de Sinaloa era informado cuando el ejército mexicano hacía rondas con aviones de vigilancia desde grandes alturas que podrían detectar sus movimientos.
Al final, según dijeron las autoridades mexicanas la noche del viernes, Guzmán fue capturado porque estaba planeando la producción de una película sobre su vida y había contactado a actores y productores, lo que facilitó al gobierno de México su hallazgo.
El artículo de Penn afirma que Guzmán, que había recibido numerosas ofertas de Hollywood mientras estaba en prisión, sí había decidido hacer su propia cinta. Del Castillo, a quien contactó a través de su abogado después de que ella le escribiera un mensaje en Twitter, fue la única persona en la que el confió para que hiciera las gestiones para el filme, según el artículo. Penn se enteró de la conexión de Del Castillo con el Chapo a través de un conocido en común, y preguntó si el narcotraficante accedería a una entrevista.
No está claro si los encuentros descritos en el artículo son los mismos que llevaron a su detención. Penn escribió que tuvo que tomar varias medidas de seguridad antes de encontrarse con Guzmán. Cuenta que utilizó teléfonos móviles de bajo costo, uno para cada contacto, que debió destruir, quemar o cambiar su encriptación, que utilizó Blackphones (un smartphone de máxima seguridad), cuentas de correo anónimas donde se intercambiaban mensajes escritos en la bandeja de borradores.
Y pese a ello, escribió: “No tengo la menor duda de que la DEA y el gobierno mexicano están vigilando nuestros movimientos”.