LA CHIQUILLADA NO DEBERÍA DEBATIR
DEMASIADOS PARTIDOS Y MUY CAROS
Por Jesús Ruiz Gámez
El próximo martes será el primero de los debates entre los candidatos a la gubernatura de Sonora. El segundo será el 18 de mayo, los dos organizados por el Instituto Estatal Electoral del Estado.
Aunque muchos no lo crean, estos ejercicios llegan a ser definitorios en los casos de contiendas cerradas, pues pueden ser un factor importante en la decisión final que tomarán los que darán el triunfo ya sea a Ernesto Gándara o a Alfonso Durazo: los indecisos y los que quizás cambien su voto.
Es cierto que los debates regularmente no se ganan ni se pierden en el momento que se realizan, sino que los dividendos a favor se dan en las estrategias post debate de cada equipo, en las que hacen ver los aciertos de su candidato y resaltan las fallas del contrario.
Es igualmente cierto que en poco o nada modifican la opinión de quienes ya tomaron su decisión, salvo que el debate sea tan malo para uno de los candidatos que termine decepcionando hasta a sus simpatizantes.
Entonces, los debates son un elemento que puede cambiar la decisión en el llamado “voto blando”, que ya tiene un preferido pero puede cambiarlo, así como en los indecisos, que son quienes por muy diversas circunstancias no han definido por quién votarán.
Como en toda justa, la preparación y la experiencia son factores determinantes en la calidad del debate de cada candidato.
En este sentido, de entrada la experiencia le favorece de manera notable a Gándara y, si llega como el mejor preparado, tiene las mejores oportunidades de salir airoso del encuentro
Sin embargo, hay una realidad que se impone: quienes más riesgo tienen en un debate son aquellos que van en la delantera o quienes por su trayectoria se piensa que deberían arrasar con sus rivales y esto son Ernesto Gándara y Alfonso Durazo.
Es lógico pensar que, por su calidad de punteros, se espere una mejor actuación tanto de Gándara como de Durazo, pero esa expectativa juega claramente en su contra, pues si se equivocan puede costarles caro. Diríamos, pues, que ambos llegarán obligados a no equivocarse.
Caso contrario es el de Ricardo Bours, quien tiene poco que perder y puede ganar mucho si en su calidad de retador logra asestar los mejores golpes, provocando errores en sus contrarios.
Los aciertos y errores que se den en el debate serán la materia prima del post debate que se jugará principalmente en las redes sociales y el cual será determinante en los días posteriores para modificar o no las preferencias.
¿Cuál es mi pronóstico?… Creo que este primer debate le servirá más a Ricardo Bours y le costará más a Alfonso Durazo, pues tiene muchos más puntos débiles que Ernesto Gándara.
LA CHIQUILLADA NO DEBERÍA DEBATIR
Hay otros dos puntos sobre los debates que merecen mencionarse:
1.- Algo se tiene que hacer para que los debates se acoten a la participación solamente de los candidatos que claramente tienen oportunidad de ganar la elección y, por lógica y en contrario, se dejen fuera a los aspirantes que ni en sueños lo lograrían.
Y es que, salvo que por comisión acudan a servir de paleros a alguno de los candidatos punteros y hagan su respectivos shows, ¿de qué le servirá a los electores ver en el debate a Rosario Robles, Carlos Zataráin o Cuauhtémoc Galindo?
Lo más seguro es que, entre los tres, ni siquiera lleguen al 6% de los votos y subirlos al ring junto a los tres punteros es demeritar la contienda de ideas y posicionamientos entre quienes sí tienen la oportunidad de llegar a Palacio de Gobierno.
Deberíamos aprender en esto a los vecinos de Estados Unidos, pues en los debates presidenciales siempre vimos solamente a los candidatos Trump y Biden, pero en realidad hubo 19 candidatos más con derecho a ser votados, de los que por cierto una mujer, Jo Jorgensen, del Partido Libertario, obtuvo casi 2 millones de votos.
Los gringos no pierden el valioso tiempo de los debates dando lugar a los candidatos que ni chance tienen de competir seriamente; lo mismo debería hacerse en México y en todos los debates, sean para presidente, gobernadores o alcaldes.
Creo que en esto muchos estaríamos de acuerdo.
2.- El segundo punto es comentar la acertada selección que hizo el Instituto Estatal Electoral sobre los moderadores, todos ellos periodistas de la localidad con sobrada experiencia y talento para la delicada tarea.
En el primer debate de la semana próxima los moderadores serán Soledad Durazo y Luis Alberto Medina, mientras que en el de mayo actuarán como tales Gabriela Medina y Juan Carlos Zúñiga.
Debo decir que todos ellos, en su experiencia como moderadores en anteriores debates, mostraron también el temple para conducir a los debatientes por los tiempos y las posturas acordadas, lo cual no es fácil cuando de políticos se trata.
Atinada selección, reitero.
DEMASIADOS PARTIDOS Y MUY CAROS
Y sin salirnos del tema electoral, una tarea que les debería quedar pendiente a los nuevos diputados locales y federales de Sonora, es modificar la ley para hacer menos fácil la posibilidad de crear nuevos partidos y elevar la cantidad de votos necesarios para que los mismos conserven sus registros.
En las actuales campañas de Sonora participan ¡once partidos!, de los cuales y de acuerdo a las encuestas conocidas hasta el momento, al menos tres de nueva creación (Redes Sociales Progresistas, Fuerza por México y Encuentro Solidario) tendrán su debut y -segura- despedida, pues han llamado tan poco la atención y no se ve manera de que conserven su registro local.
Falta saber además si otros partidos que hoy están pegados como rémoras a los partidos grandes en las candidaturas comunes (PRD, PT, PVEM y Panal) logran obtener los votos suficientes para conservar sus registros en el estado.
El caso es que, mientras los nuevos partidos son creados de manera artificial y en base a mucho dinero público, solamente para servir a estrategias electoreras, se llevan su tajada del ya de por sí carísimo presupuesto designado a los partidos en campaña.
En la más reciente reforma electoral a nivel nacional se dieron pasos para hacer menos fácil la conservación de los registros, pero ya se vio que no es suficiente y que los políticos son lo suficientemente mañosos como para sacarle la vuelta a la ley.
Estoy consciente de que esta situación es un mal que deviene del mal mayor que es la partidocracia que se adueñó del país luego de la fallida alternancia en el poder, pero me quedo con la esperanza de que los nuevos legisladores retomen este tema, al igual que el urgente recorte al número de diputaciones plurinominales.
Claro, otra vía sería que hubiera la suficiente presión ciudadana para obligar a los políticos a tomar medidas para tanto dispendio, pero lamentablemente eso sí es soñar despierto.