Desde hace alguna semanas se empezó a ver en tiendas y abarrotes el nuevo etiquetado en muchos de los productos que diariamente consumimos.
Aunque ya es un tema que lleva tiempo en la tribuna, mucha gente se siente confundida ante tanta advertencia y duda si consumir un producto o no.
¿Por qué cambiaron el etiquetado de los alimentos?
Desde hace algunos años, las enfermedades crónicas transmisibles se han vuelto en una epidemia, tanto que en el contexto acutal, han sido un factor determinante para los cuadros graves de la infección causada por el coronavirus. De acuerdo al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Dr. Hugo López-Gatell, el 80% de las muertes a nivel mundial, han estado relacionadas con estos problemas de salud.
Y no se puede ignorar que dichos padecimientos tienen una relación muy estrecha con el sobrepeso y la obesidad. De ahí la necesidad de implementar una estrategia que ayude a prevenir estos problemas de salud, entre ellos, este etiquetado que pretende facilitar la decisión de compra en el consumidor para elegir alimentos más saludables, pues advierte si el producto contiene un exceso de sodio, azúcares, grasa o calorías, o si tiene ciertos ingredientes, como edulcorantes artificiales o cafeína.
¿Cómo entender el nuevo etiquetado ?
El nuevo sistema de etiquetado frontal parece fácil de leer, pues consta de 5 sellos que deben ser colocados en los productos según corresponda: exceso calorías, exceso socio, exceso grasas trans, exceso azúcares y exceso grasas saturadas, además de dos leyends precautorias: contiene cafeína, evitar en niños y contiene edulcorantes, no recomendable en niños.
Sin embargo, es importante tomar en cuenta algunos aspectos. En primer lugar, que el etiquetado está basado en una medida estándar de 100 gramos. En ese sentido, como muchas veces las porciones de un producto son de la mitad o menos, es posible que alimentos que antes considerabas saludables, tengan sello, pues en porciones adecuadas podrían no generar un problema, pero de completar los 100 g estarías incurriendo en un exceso … Aunque muchas veces esto es casi imposible.
Apectos extras a considerar:
1. Exceso de calorías: por cada 100 g de producto vas a obtener un mínimo de 275 calorías, mientras que de un producto líquido consumirás al menos 70 calorías.
2. Exceso de azúcares: por cada 100 g de producto líquido o sólido consumirás un 10% o más de azúcares libres.
3. Exceso de grasas saturadas: por cada 100 g de producto sólido o líquido, estarás consumiendo un 10% o más de grasas saturadas.
4. Exceso de grasas trans: por cada 100 g de producto sólido o líquido, consumirás 1% o más de grasas trans
5. Exceso de sodio: por cada 100 g de producto sólido o líquido, estarás consumiendo 300 mg de sal o si es un producto sin calorías, 45 mg de sal.
Adicionalmente, estos productos no podrán incluir personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas… ni siquiera descargas digitales dirigidos a niños para fomentar su consumo.
De igual modo, si un producto cuenta con denominación de origen o indicación geográfica protegida o reconocida por el Estado mexicano, se deberá usar la palabra “imitación” para describir el producto, ya no será posible usar el “tipo” o “estilo” para evitar confundir a quien lo compre.
¿Qué significa que sólo tenga un número?
Los productos con una superficie menor de exhibición, contienen únicamente un hexágono negro y en el interior el número de sellos que les corresponde, según sus ingredientes e información nutrimental.
En ese caso, entre mayor sea el número de sellos, tendrá exceso de más cosas y será una opción menos “saludable”.
En un escenario “ideal”, lo mejor sería que todo lo que consumimos sea libre de sellos negros, sin embargo, sabemos que es casi imposible y requiere un proceso de reeducación que no dura un día. Lo que sí podemos hacer es tomar decisiones informadas, tener en cuenta el tamaño de las porciones y sopesar qué nos conviene más.