Las personas que ingresan a tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de metanfetamina en México crecieron 218 por ciento entre 2013 y 2020, superando incluso los ingresos por abusos de alcohol, revela el Informe Mundial sobre las Drogas 2022 que publicó la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (UNODC).
“La fabricación y el uso de metanfetamina han continuado expandiéndose más allá de los mercados ‘tradicionales’… La espectacular expansión de los mercados de metanfetamina se ilustra en México, por ejemplo, donde las admisiones a tratamiento por la droga han superado en número a las del alcohol, y donde las personas que ingresan a tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de metanfetamina aumentaron en un 218 por ciento entre 2013 y 2020”, indica el documento que ofrece un análisis exhaustivo de la situación global de la oferta y demanda de estupefacientes.
El reporte indica que análisis de aguas residuales mostraron que el uso de metanfetaminas en México puede ir más allá de las áreas cercanas a la frontera con Estados Unidos, donde varios estudios han documentado el uso de esta droga entre jóvenes, trabajadores sexuales, migrantes deportados y hombres que tienen sexo con otros hombres. Sin embargo, los niveles elevados del narcótico en aguas residuales también pueden estar relacionados con el vertido de desechos de su fabricación local.
Agrega que en nuestro país se reportaron varias vías de administración (inhalación, deglución, fumada e inyectada), a diferencia de Estados Unidos, donde la forma más común de consumo es fumada y en segundo lugar por inyección.
“El uso de metanfetamina entre usuarios de alto riesgo a menudo existe en la región (de América del Norte), y probablemente cada vez más, en un contexto de policonsumo. Una combinación común, y en algunos estudios la más común, es el uso de metanfetamina con opioides como la heroína o el fentanilo. Los usuarios que conscientemente usan esta combinación de drogas a menudo lo hacen para compensar los efectos de cada droga, o para experimentar un efecto mejorado, sinérgico o más”, indica el informe de la UNODC.
El documento añade que en Estados Unidos las admisiones a tratamiento por el uso de metanfetamina como droga principal pasaron de 108 mil 592 en 2010 a 209 mil 14 en 2019. Lo anterior se ha reflejado en aumentos en la utilización de los servicios psiquiátricos de emergencia por parte de usuarios de este narcótico, hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca asociada a la metanfetamina, casos de envenenamiento y una mayor mortalidad.
El informe indica que la droga estimulante más preferida en México es la cocaína, aunque alerta que el aumento en la producción de metanfetamina también desencadenó un mayor consumo de esta última.
En otros temas, señala que Afganistán, Myanmar y México concentraron 95 por ciento del cultivo mundial de amapola en los últimos cinco años, en tanto que Colombia Perú y Bolivia representaron prácticamente toda la producción mundial de hoja de coca.
Los opioides producidos en América Latina –principalmente en México, y en una medida más marginal en Colombia y Guatemala– representan la mayor parte de la heroína suministrada a los Estados Unidos y los mercados de heroína relativamente más pequeños de América del Sur.
Agrega que la mayoría de los cultivos de amapola en nuestro país se localizan en los estados de Sinaloa y Chihuahua, al norte, y Guerrero, al sur.
Y aunque los opioides no son de las drogas más consumidas en México, el reporte indica que se ha documentado una prevalencia relativamente alta del consumo de heroína cerca de la frontera con Estados Unidos y también la mezcla de heroína con fentanilo. “El consumo de heroína en esta región se ha asociado con la desventaja económica, el trabajo sexual, el desplazamiento interno y la presencia de rutas de narcotráfico. Se ha observado una prevalencia de uso particularmente alta entre los deportados de los Estados Unidos”.
Sobre la marihuana, indica que su legalización para uso no médico en Estados Unidos ha reducido el tamaño del mercado ilegal del cannabis y, por ende, las incautaciones en nuestro país.
A nivel global, el reporte de Naciones Unidas habla de un aumento sin precedentes de la fabricación de cocaína, la expansión de las drogas sintéticas a nuevos mercados y las continuas deficiencias en la disponibilidad de tratamientos contra las drogas, especialmente para las mujeres.
Una de cada 18 personas entre 15 y 64 años en el mundo consumió algún tipo de droga en 2020, lo que supone un aumento de 26 por ciento respecto a la década anterior. Asimismo, la huella de carbón de la producción de cocaína es 30 veces mayor que la de granos de cacao, afectando al medio ambiente.