La Corte Suprema de Estados Unidos anuló este viernes la histórica sentencia conocida como Roe Vs Wade, que desde 1973 permitía el aborto en el país sin que fuera penalizado.
El presidente Joe Biden criticó con dureza la sentencia, asegurando que se trata de “un trágico error de la Corte Suprema”.
Con esta decisión, respaldada por la mayoría de jueces conservadores del tribunal por 5 votos contra 4, se abre el camino para que el aborto pueda ser penalizado en los estados que así lo decidan, que podría ser la mitad del país.
Misuri se autoproclamó como el primer estado en prohibir el aborto inmediatamente después de la decisión del alto tribunal, según anunció su fiscal general, el republicano Eric Schmitt. Y le siguió Texas, tal como expresó también su fiscal el fiscal general Ken Paxton, del mismo partido.
Ambos estados han implementado las nuevas restricciones por medio de leyes desencadenantes, también conocidas como de activación o “gatillo”, diseñadas para entrar en vigencia automáticamente o mediante una acción estatal rápida una vez eliminada la protección constitucional.
Y se prevé que otros también implementen con rapidez nuevas restricciones, ya que 11 más tienen leyes listas para entrar en vigor.
El fallo del viernes supone la revocación completa de una decisión anterior de la propia Corte Suprema, un movimiento extremadamente inusual.
En estados donde hay opiniones sobre el aborto muy divididas —como Pensilvania, Michigan o Wisconsin— la legalidad del procedimiento podría determinarse en cada legislatura según el gobierno de turno (demócratas o republicanos).
El fallo puede desencadenar una avalancha de batallas legales en varios ámbitos, entre ellos si los habitantes de un estado pueden viajar a otro para abortar u ordenar medicamentos abortivos por correo.