‘APROVECHAR’ MUERTE DE ABEL, UNA RUINDAD
Por Jesús Ruiz Gámez
Hace exactamente siete meses, el 16 de octubre del año anterior, escribí sobre un tema que titulé “EL DEADLINE DE RICARDO BOURS EN EL 2021”, tratando de ubicar el momento en que, ya en el presente año, el cajemense tendría que reflexionar si continuaba hasta el final de la campaña, al darse cuenta plena de que ya no podría ganar la elección.
La idea de ese deadline partía de una realidad: el proyecto de Ricardo arrancaba tarde y muy cuesta arriba, pues enfrente tendría a Ernesto Gándara y a Alfonso Durazo como aspirantes mucho mejor posicionados, además que el escenario de polarización provocado por el presidente López Obrador reduciría sus oportunidades de ofrecerse como una “tercera opción”.
Y fue exactamente lo sucedido de entonces a la fecha: a pesar de una campaña muy vistosa, de sus buenas propuestas, Ricardo Bours ya no parece tener oportunidad de triunfo.
Yo creo que Bours fue mucho candidato para un partido “con escasa presencia en Sonora, pues en el pasado solamente fue competitivo en las campañas para las alcaldías de Nogales y Cajeme”, además de haber resentido la fractura -pequeña, quizás, pero fractura al fin- que ocasionó el chapulineo de María Dolores del Río hacia Morena.
Aclaré entonces que podía darse el escenario de que “Bours vaya hasta el final de la campaña a pesar de que no haya esperanza de ganar, porque su proyecto es a más largo plazo”, pero como “hombre con una visión mucho más amplia (…) llegado el momento seguramente pondrá en la balanza qué tan conveniente es seguir su proyecto si solamente puede servir para restar votos a los proyectos más competitivos.”
Yo me pregunto, al ver las abiertas invitaciones a los simpatizantes del Partido Movimiento Ciudadano para ejercer un voto útil a favor de Ernesto Gándara que evite la llegada de Morena al gobierno de Sonora, si llegó ese momento en que Ricardo Bours decidirá si debe ser fiel de la balanza en esta elección, o si sigue una siembra a futuro que quién sabe si dé fruto.
Dice una definición sobre lo que significa un deadline: “hace referencia a la fecha de entrega total o parcial de un proyecto o servicio. Esta fecha suele fijarse tras una negociación entre dos partes: la persona (o el grupo) que realiza el proyecto y el receptor de ese proyecto o cliente.”
Es decir, el deadline no significa un límite mortal, sino una negociación para mantenerse vivo.
Ricardo Bours es un experto en finanzas y seguramente evaluará que los 10 puntos que tiene nada valen si no gana, pero valen mucho si los sabe invertir.
Va mi pronóstico: Ricardo Bours, como sonorense bien nacido en una honorable familia, optará por abrirse de la contienda si está consciente de que seguir adelante sólo sirve para que gane Morena.
‘APROVECHAR’ MUERTE DE ABEL, UNA RUINDAD
Ayer, mientras compartía un café con unos colegas, uno mencionó que, si Ricardo Bours sabía “aprovechar” la muerte de Abel Murrieta, podría tener una oportunidad de alcanzar a los punteros de la contienda.
El argumento fue que podría ocurrir, en Cajeme y en todo el sur de Sonora, un voto de compasión en masa a favor de Ricardo Bours, como el que ocurrió hace varios años en elección extraordinaria en favor de la viuda del asesinado diputado electo Eduardo Castro Luque.
El supuesto, claro, es que Ricardo Bours quisiera beneficiarse de la muerte de su amigo Abel Murrieta y buscar ese tipo de voto, como lo hizo el PRI en aquel año 2012.
Ignoro si alguien le ha sugerido a Ricardo la barbaridad de disfrazarse de “viuda” de Abel, como en su momento se disfrazaron las “viudas de Colosio”. Eso sería prestarse a una ruindad, porque Murrieta sí era su amigo, su hombre de confianza, el que siempre habló bien de él.
Además, allí están las grabaciones, los “testigos”, de cuando Ricardo dejó en claro que, a pesar de ser nominados ambos por un mismo partido, a pesar de su amistad, Abel no sería su candidato, pues apoyaría a su hermano Rodrigo Bours, quien busca ganar la alcaldía de Cajeme por la vía independiente.
El eslogan de Ricardo ha sido “Por sonora hasta donde tope”, no “por Sonora cueste lo que cueste”… Es decir, la legítima ambición de Ricardo de ser gobernador, debe tener su límite.
Más aún: si Ricardo no apoyó la candidatura de su amigo Abel por un entendible compromiso familiar con su hermano, lo más lógico es que, si él ya no va a ganar y en sus manos está inclinar la balanza a favor de Ernesto Gándara o de Alfonso Durazo, obviamente se abrirá de la campaña a favor de quien más conviene a sus familias.
En fin, todo esto es pensando que Ricardo es un hombre de bien, un sonorense que antepone el interés del estado al propio.
