La voz de alarma de los apicultores sobre la desaparición y muerte de las abejas en el país se expande. En Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas y Querétaro miles de insectos no regresan a sus colmenas; en Yucatán y Campeche muchas colonias mueren, incluso han desaparecido apiarios. Los focos rojos se están encendiendo.
Algunos apicultores e investigadores atribuyen el fenómeno al uso de agroquímicos e insecticidas con nicotinoides para combatir las plagas en los cultivos; otros, al cambio climático, a la varroa –ácaro que ataca a las abejas– y hasta a la malnutrición de los enjambres. Unos más aseguran que es el colapso de la colmena, síndrome de la desaparición de las abejas de forma repentina, sin que en México se tenga aún explicación científica.
No es sólo la caída en la exportación de miel, sino que éstas contribuyen en un 80 por ciento con la polinización
Al llamado de auxilio de los apicultores, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa) ha respondido con pasividad. A algunos, como a los de Durango y Coahuila les ha ofrecido apoyo económico y un seguro para amortiguar la pérdida económica, pero deben superar el burocratismo institucional; a otros, los funcionarios les han dicho: si no es negocio, dedíquense a otra cosa.
El resultado: la miel, uno de los productos estrella de exportación del país está debilitándose. De enero a mayo de este año, según datos oficiales, las exportaciones cayeron 52 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2015; sólo se lograron exportar 9 mil 863 toneladas.
En Chihuahua hace tres años empezó la crisis. Creímos que era porque no había llovido suficiente o porque no estábamos alimentando bien a las abejas; la pérdida de colmenas, que antes era de 10 a 15 por ciento anual, aumentó. En 2015 la situación empeoró, pues de las 45 mil colmenas que había en la entidad, sólo quedaron 20 mil, narra Ludovico Palma, quien ha dedicado 40 años de su vida a la apicultura.
Las autoridades no le están dando importancia al fenómeno. Estamos frente a un problema serio porque las abejas contribuyen con 80 por ciento de la polinización. Agrega que los productores de manzana han incrementado los pagos por colmena para polinizar; de 400 pesos mensuales ahora ofrecen 700 pesos, pero no encuentran suficientes colmenas.
De los 300 apicultores en el estado, sólo quedan 150; muchos se retiraron al quedarse sin nada. Uno del municipio de Cuauhtémoc perdió 600 colmenas porque pasó la avioneta fumigando sin avisarle. La autoridad no controla el uso de los pesticidas, agrega.
Pero también los productores de miel orgánica enfrentan una crisis, como Ludovico: Yo tenía 675 colmenas, me quedan 400. Crecí a gritos y sombrerazos. El año pasado logré 25 toneladas y en lo que va de éste apenas llevo una tonelada; aunque la floración fue excelente, sólo en lugares pequeños hubo néctar y polinización en las plantas silvestres. En 40 años de actividad no había visto una situación como la de ahora; ni siquiera en los 12 años de sequía registrados en el estado, casi a finales del siglo pasado.
Los apicultores de Querétaro apuntaron que en lo que va de 2016 han desaparecido 300 colmenas de las 2 mil 600 que tienen registradas. En Zacatecas, el Corporativo Apícola del Altiplano reportó la pérdida de 18 mil; los 500 apicultores registrados continúan trabajando con 30 mil. En ambos estados hay reportes de baja en la producción.
También en Campeche y Yucatán –los dos principales productores del país– se están muriendo las abejas. Los apicultores lo atribuyen a la aplicación de agroquímicos. La situación ha rebasado el ámbito de lo común, por lo que pidieron apoyo a los investigadores de Eco Sur, Chiapas. En Yucatán –con 11 mil productores y 348 mil colmenas, según datos oficiales–, de enero a abril de este año se dieron 3 mil 180 toneladas frente a las 5 mil 274 del año pasado, una baja de 40 por ciento. En Campeche se produjeron 3 mil toneladas, es decir, mil 600 menos que las obtenidas en 2015.
Para José Inocencio Guerrero Salinas, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, la mejor área para la apicultura son las zonas periurbanas. Hay que alejar a las colmenas de los campos agrícolas, sobre todo de los de sistemas intensivos, por la gran cantidad de agroquímicos que utilizan.
Pero también alerta sobre las deficiencias de los apiarios y la falta de apoyo y capacitación de las autoridades hacia los apicultores, así como la carencia de un programa de mejoramiento genético para cada región apícola.
La Asamblea Nacional de Afectados Ambientales expuso que en el país hay mil 800 especies de abejas nativas, pero desde 2006 se ha dado una baja en la población de estos insectos. Se debe estar alerta en torno al fenómeno.