La sobrealimentación compulsiva es un desorden alimenticio durante el cual una persona llega a consumir grandes cantidades de comida al punto de llegar a un hartazgo incomodo, provocando vergüenza y baja estima.
Este trastorno puede ser el más común entre los desórdenes alimenticios y aunque algunos intentan mantener una dieta estricta, este método drástico a veces termina siendo más problema que solución al resultar en más sobrealimentación, y por consecuencia, más vergüenza y peor autoestima.
Tanto hombres como mujeres pueden sufrir sobrealimentación compulsiva y aun cuando la mayoría de los que sufren este desorden son obesos, aquellos con peso normal también la pueden sufrir.
Los síntomas comunes son:
Comer muy rápido
Consumir cantidades anormalmente grande de comida
Depresión
Comer cuando están llenos
Náuseas
Vergüenza, comer solo
Vergüenza y disgusto después de comer
Pérdida de control sobre cuanto se come
Preocupación constante por el peso
Transitar constantemente de dieta en dieta
El ciclo de la sobrealimentación compulsiva es un círculo vicioso.
Parecido a los pacientes con bulimia, estos enfermos conocen sus problemas y se sienten culpables por ello. Algunos de los que luchan contra la sobrealimentación compulsiva tienen una historia de dietas.
Dado que se trata de una enfermedad, las dietas por sí solas no dan resultado. Cada fracaso trae un persistente sentimiento de culpa que provoca otro atracón. No extraña entonces que muchos pacientes sufren también de depresión. De hecho, cerca de la mitad de ellos han sido diagnosticados con depresión en algún momento de su vida..
Posibles causas
La biología puede tener cierto efecto sobre el comienzo de este desorden. Mediadores químicos en el cerebro, así como ciertos genes pueden hacer a algunas personas más susceptibles que otras a este desorden.
Los factores psicológicos juegan un gran papel en el desarrollo de esta enfermedad. Algunos tienen dificultad para manejar sus emociones, no sabiendo conducir su enojo o el estrés y entonces se refugian en la comida. Otro factor psicológico que puede tener incidencia en este desorden, es la depresión o simplemente la pobre imagen corporal.
Hacer dieta también es un factor que puede afectar la sobrealimentación compulsiva. El deseo de comer puede gatillar un episodio compulsivo. Porque el que esté a dieta y saltea comida o no come lo suficiente es más vulnerable a sobrealimentación compulsiva que el que come suficiente y saludable.
El ambiente interpersonal tiene efectos sobre todas las áreas de la vida; y puede disparar una actitud compulsiva. El que tiene relaciones problemáticas o ha sido abusado sexual, emocional y físicamente está en riesgo de padecer esta afección.
Efectos Físicos:
Obesidad
Tensión arterial elevado y niveles altos de colesterol
Enfermedad del corazón u otros problemas cardiacos
Problemas articulares
Falta de sueño
Diabetes tipo 2
Problemas gastrointestinales
Efectos emocionales:
Depresión
Estrés
Ansiedad
Perdida de interés en actividades anteriormente placenteras