Sí, las mascotas son muy nobles, cariñosas y fieles, pero si no las cuidas, pueden representar un riesgo para la salud de tu familia.
México es el país con mayor población canina en América Latina: se estima que existen alrededor de 23 millones de perros, de los cuales más de 10 millones viven en la calle, una situación a la que a diario se suman más individuos.
De las 174 enfermedades infecciosas transmisibles de animales a humanos, 53 son de arte de los perros, según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de enfermedades zoonóticas cuyos agentes infecciosos pueden ser bacterias, parásitos, virus y hongos.
Un ejemplar canino de tamaño mediano evacúa 600 gramos de excremento diario, es decir, 18 kilogramos al mes, y de estos animales la mayoría está parasitada, lo que significa un peligro real de contaminación.
Los huevos con la fase larvaria infectante presentes en el suelo son eliminados en las heces de las mascotas infectadas y al secarse permanecen en la tierra o el aire, dispersándose y fácilmente ser ingeridos por los seres humanos. Después de ingerir el huevo larvado se produce la eclosión de la larva, la cual se desplaza por el cuerpo a diversos órganos, entre ellos el hígado, el corazón, los pulmones, los riñones, pero tienden a acumularse selectivamente en el cerebro y la musculatura esquelética, donde generan procesos inflamatorios.
Los síntomas que producen son lagrimeo, ardor en ojos, estornudos y dificultad para respirar, lo que podría confundirse con un cuadro alérgico tipo asma, o atribuirse a procesos virales y bacterianos en los que los médicos recetarían antibióticos.
Sin embargo, un diagnóstico certero podría ser el síndrome de larva migrans visceral o de larva migrans ocular, afecciones asociadas con la ingesta de huevos de Toxocara canis, un parásito que infecta perros y gatos. En casos de infecciones graves, podrían provocar ceguera, empeoramiento de la vista, encefalitis o problemas respiratorios crónicos.
Las enfermedades asociadas a estos organismos, tanto en seres humanos como en las mascotas, representan un problema de salud pública; lo que ha llevado a profundizar en su estudio para determinar la frecuencia con que se presentan, los factores que están asociados a la transmisión y el impacto que tienen estos parásitos en los animales y la población humana; pero también exploran los mecanismos para combatirlos evaluando protocolos de aplicación de medicamentos que los ataquen.
¿Qué hacer?
El doctor Juan Pablo Martínez Labat asegura que esta problemática puede disminuir si se hace conciencia que las mascotas son importantes portadoras de enfermedades. Los ciudadanos tienen en sus manos la oportunidad de cambiar esta situación, al ser dueños responsables, aunque también está la responsabilidad del Estado de menguar la población de perros y gatos en situación de calle empleando diversas estrategias.
Lo primero es prevenir enfermedades parasitarias en las mascotas, por lo que deben acudir al médico veterinario para que establezca un calendario de desparasitación; además de bañarlos continuamente, porque se ha demostrado que muchas estructuras parasitarias se adhieren a la superficie del pelo y la interacción de la persona con la mascota también puede ser un mecanismo de transmisión.
Adicionalmente, los dueños de mascotas deben concienciarse en cuanto al riesgo que representan las heces de sus animales como contaminantes del ambiente, recogiéndolas del piso cuando los lleven de paseo, de modo que deben ser desechadas de forma adecuada: separarlas y colocarlas en los espacios destinados a residuos orgánicos.