Por Jesús Ruiz Gámez
Con el rechazo que se ha dado a la propuesta del PAN para aprobar una “segunda vuelta” en una reforma electoral, se ha abierto el debate sobre las adecuaciones al marco legal que regirá los comicios del próximo año, en torno a lo cual los diputados deberían considerar al menos algunos aspectos como “de urgente y obvia resolución”.
La economía del país, y obviamente la de Sonora, quedará sumamente afectada por la pandemia y es de suponerse que, en consecuencia, los recursos públicos serán más escasos para el próximo año en que tendremos elecciones generales en la entidad.
De allí que la propuesta para reducir los gastos electorales a partir de acortar los tiempos de campaña, especialmente para la gubernatura, es una iniciativa que se contempla en el dictamen ya elaborado y cuya aprobación no sólo es deseable sino prioritaria ante el panorama de crisis económica.
La actual ley electoral prevé 90 días de campaña para los candidatos a gobernador y el planteamiento es reducir esa campaña a dos meses, tiempo que se considera más que suficiente para el proselitismo por el uso de las nuevas tecnologías para el posicionamiento de mensajes e imagen de los candidatos.
Además, no nos hagamos, las campañas de partidos y candidatos inician con mucha anticipación a los tiempos oficiales previstos en la ley y eso no va a cambiar, por lo que mantener los tres meses de campaña para gobernador es sólo regalar más dinero a los partidos, los cuales -tampoco nos hagamos guajes- seguirán recibiendo recursos por debajo de la mesa.
Y por si esto fuera poco, los ciudadanos estaremos a mediados del año próximo quizás apenas asomando la cabeza luego del tsunami de malas noticias económicas que nos espera, por lo que habrá muy poco ánimo para atender las politiquerías que suelen ser la parte principal de las campañas.
Así que menos tiempo de campaña significaría menos dinero público para el juego electoral, recursos que el Estado necesitará para seguir paliando los efectos de la crisis económica.
LA FOTO EN LA BOLETA
En el dictamen del proyecto de decreto que reformaría la Ley Electoral del Estado hay un punto en que se propone, como parte de los elementos que deben contener las boletas electorales, la inclusión de las fotografías de los candidatos a gobernador y diputados locales por mayoría relativa.
En principio me parece bien que los diputados quieran incluir la fotografía, porque sin duda ayuda a los ciudadanos que se familiarizan con nombres, apodos y la imagen de sus candidatos preferidos, por lo que tendrían más certeza sobre su elección.
Esto además que la inclusión de la fotografía no representa ningún costo adicional en la impresión de las boletas.
Pero lo que no entiendo es por qué no incluyen la disposición para que también se impriman en las boletas las fotografías de los candidatos a presidentes municipales.
¿Hay alguna explicación para que sólo sea esto en favor de los candidatos a gobernador y diputados?
BUENA INICIATIVA
La verdad, muy buena la iniciativa que promueve el secretario de Desarrollo Social de Sonora, Manuel Puebla, para que los sonorenses que estemos en condiciones de hacerlo adoptemos una familia de escasos recursos, al menos mientras dure la etapa más dura de la pandemia.
Se dice “adoptar una familia”, lo cual en realidad se trata de apoyar la alimentación de una familia en condición vulnerable, para lo cual en la Sedeson hicieron una lista de la canasta mínima con los alimentos necesarios para un mes.
En la información que publicamos en este portal usted puede consultar esa lista y la manera en que puede solidarizarse con las familias más afectadas sobre todo por la perdida de empleos y la imposibilidad de ejercer oficios.
Ojalá que Manuel Puebla y su gente encuentren una amplia respuesta a tan buena iniciativa.
MEJOR ACTITUD
Igual, plausible la actitud del empresario Servando Carbajal, cabeza de la cadena Súper del Norte, quien durante la semana se sumó al programa “Dar más por los demás”, por el cual apoyará a familias en vulnerabilidad.
Para esto, el Empresario, reconocido por el sello de responsabilidad social que ha impreso en la cadena de supermercados más grande de Sonora, firmó un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Hermosillo y el DIF-Hermosillo.
La idea es que la cadena se comprometió, luego de la firma del convenio entre Carbajal y la alcaldesa Célida López Cárdenas, a sumar un kilo de ayuda por cada kilo que donen sus clientes en las sucursales de Súper del Norte y Santovalle.
Es de hacerse notar que ya desde antes de este convenio, todas las sucursales de la cadena comercial se habilitaron como centros de acopio para recibir las aportaciones de sus clientes.
Servando Carbajal hizo la invitación a toda la comunidad, a que con su generosidad y su espíritu desprendido participen en este tipo de iniciativas junto a los empresarios, sociedad civil organizada y autoridades gubernamentales, para tender una mano a quienes más sufren los efectos de la actual contingencia sanitaria.
Bien, allí está otra forma de ayudar a los más desprotegidos, pero con su apoyo dobleteado en cada Súper del Norte.
¿CUANTOS SERÁN EN REALIDAD LOS MUERTOS?
El que parece más futura estrella de Televisa, el subsecretario de Salud Hugo López Gatell, hacía ayer el cálculo de que la pandemia del coronavirus mataría entre 6 mil a 8 mil mexicanos, esto porque en la mayoría de los países azotados por el COVID19 fallece entre el 50 y el 80% de los que llegan a terapia intensiva.
López Gatell dice que el cálculo de las autoridades de Salud es que en México habrá más de 10 mil afectados, de unos 250 mil que presentarán síntomas de la enfermedad, que requerirán de terapia intensiva y de allí el macabro pronóstico.
Pero me pregunto por cuánto fallará ese cálculo, o más bien cuáles serán los números reales de las víctimas mortales, convencido como estoy de que al gobierno federal le ha servido impedir la aplicación masiva de pruebas de COVID19, para ocultar el número real de muertos que van hasta el momento.
Y es que a cada rato se ven en los noticiarios los testimonios del personal médico de hospitales de distintos estados del país, así como de los familiares de los fallecidos, sobre cómo las actas de los fallecimientos sólo van con la inscripción de “neumonía atípica” como causa de los decesos.
Es decir que a las claras se aprecia un subregistro de los fallecimientos por posible COVID19, lo cual pudo ocurrir en un inicio por errores u omisiones, pero como no se ha querido corregir pues obviamente es fácil llegar a la conclusión de que el gobierno trata de torcer las cifras reales.
No nos sorprendamos de que el gobierno trate de manipular las números y datos, como se ha hecho después de desastres naturales, como los sismos y huracanes, o como se hace con el caso del huachicoleo o simplemente con los resultados de las políticas económicas o de las elecciones.
Ya vimos cómo hasta el gobernador morenista de Baja California, Jaime Bonilla, denunció la alteración de los reportes del número de muertos en ese estado, o cómo la periodista Azucena Uresti ha señalado en los últimos días los inexplicables cambios en las cifras en los reportes oficiales de la Secretaría de Salud.
Sin embargo, son intentos por ocultar la verdad que regularmente la propia realidad se encarga de echar por tierra y ocurrirá lo mismo con este intento.
Además, como ya lo hemos comentado, si en México, con todo y los sub registros por falta de pruebas, llevamos un ritmo de transmisión superior al que tenían en Estados Unidos a partir del primer caso reportado en cada país, ¿cómo podría ser que nos vaya mejor si contamos con menos de todo en el sistema hospitalario para impedir un alto número de muertes?
A como van, en Estados Unidos podrían alcanzar los 100 mil muertos (ya llevan casi 50 mil) con todo y el enorme gasto público que se ha destinado para mantener aislada a la población, por lo que en México, suponiendo que nos fuera igual, al menos, difícilmente tendríamos debajo de 30 mil muertes.
Ojalá que estas suposiciones de un servidor queden en sólo eso, pero si ambos gobiernos, el de Estados Unidos y el de México, despreciaron en un inicio la pandemia y fueron omisos en las acciones de prevención, y en el caso de nuestro país decenas de millones no pueden o no quieren obedecer el “quédate en casa”, la verdad no entiendo cómo es que nos podría ir mejor.
