Por Jesús Ruiz Gámez
Mucho se ha dicho que el presidente López Obrador va en caballo de hacienda en la instauración de su nuevo régimen porque no ha surgido otro liderazgo a su nivel desde la oposición, como ante el PRI de antaño surgieron en su momento Maquío Clouthier, Cuauhtémoc Cárdenas, Luis H. Álvarez, entre otros muchos más.
Me ha surgido la duda de si acaso los errores del gobierno de López Obrador ante la pandemia de coronavirus, con la probable crisis de salud y mortandad masiva, rematada por la mega crisis económica que parece inevitable, provocará que surja ese liderazgo que logre aglutinar a las crecientes masas inconformes con la 4T.
Recuerdo que las políticas populistas, estatizantes y de corrupción galopante en tiempos de la hegemonía priista bajo el presidente Luis Echeverría, fueron los elementos que hicieron surgir los liderazgos opositores que a la postre provocaron cambios en el país y la caída de la dictadura priista.
Muchos de esos liderazgos opositores surgieron desde el empresariado, particularmente de la Coparmex que, entonces como hoy, era el organismo empresarial que levantaba la voz ante las políticas que amenazaban la propiedad privada durante el Echeverriato.
Pero esas mismas políticas, más la exacerbada corrupción en el gobierno de José López Portillo que derivaron en la gran crisis económica de los años 80, fueron en mayor medida la simiente de los liderazgos opositores que, desde el propio PRI, y particularmente adheridos al PAN, marcaron la ruta de la caída del priismo en el año 2000, previo paso por otro desastre de la economía a mitad de los años 90.
Aquí en Sonora, el origen de los grandes nombres de la oposición local sin duda surgieron como secuela de ese mismo contexto nacional, pero particularmente luego de la masiva expropiación de tierras en el Valle del Yaqui y luego de que en la Coparmex maduraron en el empresariado sonorense nuevas figuras que se lanzaron a la participación política activa.
De vuelta a la interrogante de si acaso el negro panorama que anticipa la pandemia del coronavirus habrá de desembocar en un liderazgo que sea la antípoda del lopezobradorismo, obviamente no es posible saberlo con certeza, pero sin duda representará las condiciones ideales para su surgimiento, aunada a que el propio López Obrador se ha encargado de acelerar el natural proceso de decepción que en México causa todo gobierno.
Hay quienes piensan que ese liderazgo no tendría que recaer necesariamente en una persona, sino que puede ser incluso una especie de “ente amorfo” surgido de otra colectividad amorfa que anida en las redes sociales, en las cuales ciertamente se convoca ya a inconexos movimientos contra López Obrador.
De la misma forma, otros ven que el proceso de acelerado desgaste de la 4T de López Obrador no requerirá de un liderazgo personalizado que le haga contrapeso, porque gradualmente la polarización que provoca el propio Presidente volverá a dotar al PAN de los liderazgos, membresía y recursos para derrotar en las urnas a la 4T, pero eso en el mediano plano.
Hasta el momento no hay evidencia del surgimiento de esa figura que concentre el creciente antagonismo a la 4T, pero el crisol donde se forjen el o los nuevos liderazgos puede estar a la vuelta de la esquina.
Las grandes crisis provocadas por los errores de los gobernantes o las que devienen de los desastres naturales, han sido históricamente la raíz de cambios políticos profundos… Y parece que en el presente y en el futuro cercano, se juntas ambas circunstancias en el horizonte mexicano.
CERRAZÓN CRIMINAL
Muy grave la denuncia que hace el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, en el sentido de que el gobierno federal estaría intentando ocultar las cifras reales de los contagios por coronavirus, única explicación que encuentra a la cerrazón ante su solicitud para que se autorice a ese estado la importación de pruebas para diagnosticar el virus.
Alfaro anunció hace menos de dos semanas que invertiría más de 20 millones de pesos para adquirir en el extranjero esas pruebas, pero es hora que las autoridades federales –particularmente señala al subsecretario de Salud López-Gatell—no le autorizan la importación y de hecho ni siquiera le dan respuesta.
El Gobernador quiere importar miles de pruebas rápidas porque considera que, al igual que en países como Corea del Sur, la detección temprana en forma aleatoria y dirigida de los casos de coronavirus permitiría mitigar el número de contagios y eventualmente evitar el congestionamiento de hospitales y la muerte de más tapatíos.
Y sí, no se puede encontrar explicación a esa cerrazón del gobierno federal, que no sea anteponer el interés político a la salud de la gente… Cuasicriminal, repetimos.
Por cierto, igualmente serio el comentario del gobernador Alfaro en el sentido del desacuerdo y decepción de los empresarios jaliscienses por la actitud timorata del gran empresariado mexicano, particularmente del Consejo Coordinador Empresarial, que es el único ente de los hombres de empresa con acceso al Palacio Nacional.
Y no, tampoco se puede desmentir que la 4T ha encontrado en la complacencia u omisión de los grandes empresarios uno de sus mejores aliados.