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Disfruta México y el mundo eclipse con superluna

La madrugada de este miércoles, durante alrededor de 10 minutos, se pudo observar en el cielo de América, Oceanía y Asia el primer eclipse total de luna en dos años. El Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelia, Michoacán, transmitió en vivo el fenómeno astronómico por medio de sus cuentas en redes sociales.

El eclipse coincidió con el fenómeno conocido como superluna lo que quiere decir que el satélite se encontraba orbitando en su punto más cercano a la Tierra: 360 mil kilómetros. Desde ese punto, la Luna se puede observar hasta 30 por ciento más luminosa y 14 por ciento más grande en comparación con su punto más alejado.

El doctor René Ortega, del Departamento de Física de la UNAM, explicó durante la transmisión que el fenómeno astronómico observado tiene fases que se desarrollan a lo largo de un par de horas. La primera, llamada fase penumbral, es aquella en que la Luna atraviesa la región sombreada de la Tierra conocida como penumbra. En esta etapa la superficie lunar únicamente disminuye su brillo. En el centro de México dicha etapa comenzó alrededor de las 3:45 horas.

La segunda fase del eclipse es denominada parcial, y consiste en el oscurecimiento del disco lunar por el contacto con la sombra que proyecta la Tierra. Se trata también de la etapa más larga del fenómeno.

A las 6:15 horas comenzó la fase total del eclipse. Durante ésta la superficie lunar puede adquirir los tonos rojizos de los que surge el nombre coloquial de luna roja o luna de sangre. A pesar de los términos empleados, Ortega advirtió que los eclipses lunares son fenómenos completamente seguros de observar a simple vista, y que nada tienen que ver con los sucesos que ocurren en la superficie terrestre.

La coloración de la Luna durante un eclipse como el que ocurrió proviene de “la propia atmósfera de la Tierra, que dirige un poco de la luz roja que viene del Sol hacia el disco lunar”. Debido a un fenómeno llamado dispersión, la atmósfera terrícola absorbe mejor algunos de los colores que contiene la luz solar. Cuando las longitudes de onda de luz se dispersan dan como resultado las distintas tonalidades de colores.

Mientras que en condiciones regulares la luz roja pasaría por los bordes de la Tierra, durante un eclipse lunar dicha luz es proyectada sobre la superficie de la Luna, lo que le da su tonalidad característica. En el caso del fenómeno atestiguado este miércoles, su calificación en la escala de Danjon, que mide la luminosidad y la apariencia del satélite, fue muy cercana al cero, es decir, la visibilidad del eclipse fue poca y la coloración grisácea.

Desde muchos lugares tanto en México como en otros países de Latinoamérica, el eclipse lunar se pudo ver poco. La capa de nubes que cubría muchas poblaciones imposibilitó su visibilidad, sin embargo, gracias a las distintas transmisiones en línea organizadas por países e instituciones diversas, se pudo llevar a cabo un seguimiento del eclipse.

Los expertos anunciaron que en los próximos dos años se prevén cuatro eclipses más. El próximo fenómeno astronómico que podrá verse desde la Tierra ocurrirá, según las previsiones, en noviembre. En 2023 habrá un eclipse solar anular, es decir, que la Luna cubrirá al Sol de manera que será visible un anillo de luz detrás del satélite; el fenómeno será visible desde la península de Yucatán. En 2024 habrá un eclipse total que se podrá observar desde el noroeste mexicano.

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