Un nuevo brote de sarampión en Europa, Sudamérica y Estados Unidos, tiene en jaque a los sistemas de salud de algunos países.
En el 2016 América fue declarada libre de esta enfermedad, una de las más contagiosas conocidas por la humanidad, y la presencia de nuevos casos ha generado cierta preocupación en algunos países.
Este nuevo ataque del virus puede deberse a que “las tasas de vacunación han caído en muchos países, principalmente por información negativa sobre las vacunas difundida en redes sociales, publicaciones con resultados falsos y teorías de conspiración. Otro problema es que hay muy pocos productores mundiales de la vacuna”, dice el doctor Alejandro Macías, investigador nacional nivel 3.
A nivel mundial, cuando hay falta de vacunación, no es por la carencia de planes y políticas de aplicación de la vacuna, sino por la resistencia que se está teniendo en algunos grupos poblacionales que no permiten que sus niños se vacunen, tanto por errores de información como por creencias religiosas.
“Esto hace que aumente la población vulnerable y se tenga un modo de transmisión más eficaz para el virus. Por eso han ocurrido los brotes reportados en diferentes partes del mundo”, agrega.
“En el caso mexicano, podemos afirmar que la cobertura de vacunación del sarampión es muy adecuado y ha permitido, hasta el momento, eludir este tipo de brotes. De igual manera, el sistema de salud nacional debería, sin ningún problema, poder atender a la población en la eventualidad de un brote”, confía.
En ese sentido, el doctor López destaca “que la vacuna produce una reacción inmunológica de protección casi permanente. Hay algunos estudios en los que se ha considerado la revacunación durante la adolescencia, donde existe una ligera disminución de esta protección. Pero, por lo general, el individuo que recibe su vacuna al año de vida, con el refuerzo a los cinco años de edad, posee un perfil de protección muy elevado.
“Solo en condiciones clínicas como enfermedades debilitantes, situaciones de estrés extremo o falta de nutrición adecuada pueden llevar a una predisposición a infectarse”, subraya.
En el caso del diagnóstico de sarampión en adultos, para que éste se verifique, hay dos factores principales: que el paciente nunca haya sido vacunado o, bien, que sufra alguna condición debilitante, como la desnutrición.
“También están las que comprometen la respuesta de defensas. El cáncer es lo más frecuente en la actualidad, aunque estaríamos hablando de cánceres muy agresivos; o el sida, si no está bien tratado. El sarampión es de temer en la adultez, pero solo si está asociado a una carencia de vacunación o a uno de estos cuadros”, concluye López Pérez.
Para estar bien protegidas, las personas que nacieron entre los años 1970 y 1989 podrían necesitar de nuevo la vacuna.
En caso de pacientes vacunados entre 1963 y 1967, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos recomiendan que reciban la versión actual de esta vacuna, ya que en esos años se elaboraba con virus muertos.
En México, se han presentado algunas decenas de casos, la mayoría asociados a importación del virus.