El argentino Lionel Messi recibió, por cuarta vez en su carrera, la Bota de Oro como máximo goleador de las Ligas Europeas.
El delantero del Barcelona fue acompañado de su mujer, Antonella Roccuzo, y de su hijo Thiago, para recoger su premio.
También lo acompañaron Luis Suárez, Andrés Iniesta y Sergio Busquets, así como el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu.
“Siempre dije que los premios individuales vienen de la mano del colectivo. Es un premio de todos, sin ellos no hubiese hecho los goles que hice. Esto es algo de todo el grupo”, destacó el rosarino.
También se refirió a que nunca se consideró “un delantero” al uso y habló de su evolución como futbolista: “Igual que crezco fuera del campo lo hago dentro. He ido mejorando y acumulando cosas a mi juego y, cada día, disfruto más de ser jugador”.
A Messi también le preguntaron sobre algo de la actualidad azulgrana: su suplencia en Turín, a la que no dio importancia -“cada vez hay que cuidarse más, porque cada vez las temporadas son más duras”, apuntó- y el partido de Liga del próximo domingo en Mestalla.
“El Valencia tiene una gran plantilla, trajo un buen técnico (Marcelino García Toral), que tiene una idea clara y le hace jugar muy bien. Y va a ser un partido complicadísimo, pero vamos con muchas ganas a buscarlo”, afirmó.
Y así, sin tener si quiera que sortear un sola pregunta sobre su futuro en clave azulgrana, tal como había pactado con la organización de la gala, Messi posaba ante la prensa gráfica con sus cuatro Botas de Oro, las mismas que tiene el delantero portugués del Real Madrid, Cristiano Ronaldo.