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LÍMITE A AMLO, O FUTURO LIMITADO

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*LOS TIGRES QUE ESPERAN AL GOBERNADOR

Por Jesús Ruiz Gámez

Escribí ayer que hoy, emulando la acción de Catón, quien desde el pasado fin de semana inicia su columna “De política y cosas peores” con la frase “Un voto por Morena es un voto contra México”, yo también idearía una frase que al cierre de mi columna publicaré hasta el día de la elección.
Mi frase para despedir la columna será la siguiente:
“Si no ponemos límite a López Obrador, limitaremos el futuro de nuestros hijos”.

Ahora van mis argumentos de por qué estoy totalmente convencido de ese peligro… Y van punto por punto:

FUTURO DE INSEGURIDAD: No hay la menor señal de que López Obrador vaya a hacer cambios en su gobierno, que nos ha dado en 2019 y 2020 los años más violentos de la historia… No es sólo la incapacidad para combatir a la delincuencia, sino la evidente complicidad (sea por interés o por miedo) con el crimen organizado, situación que ya le ha ganado el calificativo de “narco estado” por parte de los mismos analistas que le hacían igual señalamiento a los gobiernos del PAN y del PRI.

La inseguridad no solamente desalienta la inversión y frena el crecimiento económico al tiempo que genera más pobreza y desigualdad, sino que dejará a nuestros hijos sin un entorno en el cual puedan libremente concretar sus proyectos de vida, inmersos en una sociedad que por miedo se vuelve cada vez más incapaz de ser solidaria y cooperativa con sus semejantes.

Por eso yo no quiero para mis hijos un futuro con tanto desdén hacia el creciente peligro que corren las mujeres mexicanas; con tanto desdén por las víctimas de la delincuencia; con un centralismo que ha dejado a estados y municipios sin los recursos que antes recibían para seguridad; con un gobierno que promueve políticamente a auténticos criminales.

FUTURO DE RUINA ECONÓMICA: No hay la menor señal de que López Obrador vaya a hacer cambios en su gobierno que nos ha dado en 2019 y 2020 los peores años para la economía mexicana desde que se tienen registros… No es sólo la incapacidad para generar la riqueza necesaria para distribuirla con la generación de más empresas, más empleo y mejores salarios, sino la perversión que se esconde tras un gobierno que se dice para los pobres, pero haciéndonos pobres a todos, destruyendo poco a poco una clase media fortalecida en las últimas décadas, como primer paso para consolidar un capitalismo de estado en el que los políticos se hacen dueños de todo, como está sucediendo.

Graph Falling Down in Front Of Mexico Flag. Crisis Concept

Yo no quiero para mis hijos un futuro de ruina económica, producto de un líder lleno de rencor y de ideas ya reprobadas por la historia; de un líder que nunca ha tenido la experiencia de manejar y mejorar la economía y que, por lo contrario, todos los días destila odio hacia la empresa y a los empresarios.

No quiero un futuro que regresa al país a las décadas cuando gobernantes del PRI centralizaron y estatizaron la economía, provocando ruina y rampante corrupción; no quiero un futuro hipotecado por la deuda (ha crecido 22 mil millones de dólares en los últimos dos años); y no quiero un gobierno que poco a poco destruye la generación de riqueza, aun cuando haya sido generada en su mayor parte por la inversión extranjera que ahora se fuga de nuestro país.

No quiero, pues, un gobierno de medidas torpes y caprichosas, con un líder que parece gozar con la destrucción de lo que tanto costó construir; pero, sobre todo, no quiero un gobierno cuyo líder sólo contamina a los mexicanos con su rencor, incapaz de llamar a la concordia que se necesita para crecer con desarrollo, pero muy capaz para generar en el pueblo los sentimientos más viles, que le hacen gritar que se friegue la minoría de los ricos, aunque finalmente eso haga más grande la mayoría de pobres.

Podría seguirle con que no quiero para mis hijos un futuro que pague la consecuencia del desprecio por el medio ambiente; que herede las secuelas de sistemas de salud y de educación en decadencia, la malvada indolencia hacia el sufrimiento de las mujeres y los niños, y la perversa destrucción de sistemas anti corrupción que, siendo imperfectos, eran mucho mejor que nada.

Pero también debo decir que, poner límites a López Obrador, no debe significar la destrucción de lo bueno que ha hecho en su gobierno: deben quedarse los humanitarios apoyos a los adultos mayores necesitados; debe quedarse la política de mejoramiento a los salarios mínimos largamente despreciada por los gobiernos del PAN y del PRI; debe quedarse la política fiscal que por fin ha hecho pagar a los potentados que, en amasiato con los gobiernos, se hicieron más ricos por la cómplice condonación de impuestos.

Podría escribir mucho más, pero soólo esto compartiré para justificar la frase con que cerraré mis escritos hasta el día de la elección.

LOS TIGRES QUE ESPERAN AL GOBERNADOR

No sé si usted también se ha dado cuenta de que los candidatos a la gubernatura de Sonora han evadido tocar algunos temas que marcarán desde su inicio a la nueva administración estatal bajo su mando.

Son temas que para el nuevo gobernador justificarán aquella frase de que se han ganado la rifa del tigre, pues tienen que ver con el ruinoso estado de la tesorería estatal y otros problemas que podrían exigirle poner en apuesta su capital político.

El primero de esos temas, que son como la papa caliente, es la falta de dinero.

No los voy a agobiar con los números, que además son públicos y se pueden consultar en la página de la Secretaría de Hacienda, pero el hecho real es que el gobierno de Sonora tiene hoy menos dinero que antes y frente a crecientes necesidades de más presupuesto.

El gobierno de Claudia Pavlovich inició con grandes pasivos heredados del anterior gobierno, de tal manera que el primero y buena parte del segundo año se dedicaron los recursos disponibles a cubrir esos huecos; y a partir del cuarto año, ya con el gobierno federal de López Obrador, ha padecido varios recortes presupuestales que ha podido sortear pero que dejarán una tesorería tembeleque al nuevo gobernador.

En tal estado de cosas, el nuevo gobierno iniciará con una relación de ingresos-egresos mucho peor que como empezó el actual gobierno, de allí la imperiosa y quizás inevitable obligación de aumentar impuestos y de recortar la asfixiante nómina y el gasto corriente, dos medidas de gran costo político pero que se antojan inaplazables.

Junto con pegado al problema financiero que enfrente la Secretaría de Hacienda, está la bomba de tiempo que es el Isssteson, pues el actual gobierno se dedicó a evitar que esa bomba le estallara en sus manos y logró hacer realidad la conseja: “los que vienen atrás, que arreen”.

El gobierno anterior de Guillermo Padrés había dejado una lista de activos del estado para ser traspasados al patrimonio del Isssteson, como medida para resarcir el jineteo y desvío de los multimillonarios recursos que no entregó el fondo de pensiones, un delito que, por cierto, fue dejado impune.

Pero el actual gobierno no ejecutó ese traspaso de los activos (entre ellos los estadios de béisbol de Hermosillo y Cajeme que se vendieron al gobierno federal y cuyos recursos no fueron enviados al Isssteson), de tal manera que el problema le será entregado al nuevo gobierno, no igual, sino peor que como lo recibió en el 2015.

La bomba del Isssteson sólo puede ser desactivada con una nueva reforma a la Ley 38, que significaría nuevos aumentos de cuotas para los trabajadores y para el propio patrón que es el Gobierno del Estado, pero cuyos recursos ya sabemos que deberemos pagar todos los demás contribuyentes que no recibimos ninguna atención de ese Instituto.

O quizás pueda también conjugarse una medida que dote de dinero fresco al Instituto (orientando hacia allá, entre otros, todos los recursos del emplacamiento vehicular, por ejemplo), conjugado con el traspaso de activos y el recorte de muchos municipios y organismos afiliados que aportan poco y cuestan mucho.

Y, por si no fuera suficiente, otro reto que necesariamente le exigirá al nuevo gobierno sacar dinero hasta de las piedras, es la creciente inseguridad que azota a casi toda la entidad con un desbocado aumento de homicidios y otros delitos de alto impacto que han propiciado ya varias regiones verdaderamente inhabitables e intransitables.

Quizás el Gobierno del Estado esté aún a tiempo de regresar buena parte de la seguridad perdida, pero desde ya el nuevo gobernador debe tener claro que se tendrá que rascar con sus propias uñas, pues no contará con el apoyo del gobierno federal.

Obligar a los grupos criminales del narco a que detengan la escalada de violencia y regresen al estado los territorios que han convertido en sus bases de operaciones, no solamente es cuestión de voluntad política sino de la aplicación de multimillonarios recursos tanto a la Secretaría de Seguridad como a la Fiscalía del Estado.

Los candidatos han evadido ahondar en el problema financiero de la tesorería central del estado, al igual que la bomba de tiempo del Isssteson, mientras que el tema de la inseguridad lo han abordado solamente con lugares comunes y sin reconocer que hoy por hoy no existe el dinero necesario para extirpar el tumor que el actual y anteriores gobiernos vieron crecer.

Son tres tigres que esperan al próximo gobernador.

Respecto a mi comentario de ayer sobre el debate de Televisa y el que hoy se llevará a cabo organizado por la casa editorial del Tribuna del Yaqui, me aclaran que a este último solamente asistirán tres de los candidatos pues, aparte de Alfonso Durazo, tampoco irán ”El Bebo” Zataráin y “El Temo” Galindo.

Estarán debatiendo entonces solamente Rosario Robles, Ernesto Gándara y Ricardo Bours, lo cual hará más interesante el encuentro pues son los tres que mejor se han visto en los anteriores debates, pero ahora con más del tiempo que consumían los que ya no irán.

Que estos dos se solidarizan así con el menosprecio de Alfonso Durazo hacia los debates quizás esperando alguna recompensa, pues la verdad me parece que se estarían ofreciendo a cambio de nada.

En fin, ya les platicaremos si este nuevo debate deja algo para llevar a casa, aunque no lo creo pues no encuentro incentivo para que Robles, Bours y Gándara se hagan daño entre sí en beneficio de un ausente.

FRASE DE CIERRE:
“Si no ponemos límite a López Obrador, limitaremos el futuro de nuestros hijos”.

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