*NUEVA TEMPORADA DE CHAPULINEO HACIA MORENA
*ELECCIONES 2021, AMENAZADAS POR EL COVID
Por Jesús Ruiz Gámez
Me comentan que Javier Antonio García Pequeño, Carlos “El Bebo” Rodríguez y Brenda Vivian Martínez, están entre los priistas de origen que ya trabajan activamente para el proyecto que encabeza Alfonso Durazo en busca de la gubernatura del estado.
Probablemente son muchos más los priistas que han cambiado de camiseta para apoyar a Durazo –no necesariamente a Morena–, pero me remito a esos tres porque fueron funcionarios de altos y medios niveles de responsabilidad de los últimos tres gobernadores priistas.
Agregaría por allí el nombre de Julio Ulloa, ex dirigente priista y reconocido “malorista” que también ha dejado al PRI, pero en su caso para alinearse con el proyecto de Ricardo Bours.
Todos ellos, en cada uno en los sectores que trabajaron como parte de gobiernos priistas, estarían realizando trabajos de proselitismo para que otros más dejen el PRI en busca de llevar al poder a Durazo y, obviamente, de hacer fracasar el proyecto de Ernesto Gándara como cabeza de la alianza PRI-PAN-PRD.
Por supuesto, no es novedad el chapulineo de un partido a otro o de un proyecto electoral a otro contrario, pero estos nombres dan idea de que Morena sigue la estrategia de atraer a priistas y panistas, como lo hicieron para el 2018 –con todo y que algunos pudieran caer en esa categoría de “cascajo” que citó el propio Durazo–, pues al parecer les dio buen resultado.
Por otro lado, si además de éstos fueran muchos más priistas y panistas que se sumaran a Durazo, reflejaría un enorme descuido de los jerarcas del PAN y del PRI, en cuyas bases permea el comentario de que ha faltado “calor” de parte de sus dirigentes, como si se diera por hecho que los proyectos acordados en las cúpulas deben ser aceptados sin chistar.
En el caso de los priistas, está claro que la “disciplina partidista” que presumían décadas atrás ya no es la misma y que, como sucedió en los ochentas, cuando miles de priistas se fueron a un movimiento de oposición que luego tomaría forma en el PRD, ahora no les ruboriza dar el salto del PRI a Morena.
Por supuesto que el “pirateo” de un partido a otro es una estrategia que a muchos observadores puede no gustarle, pero la crítica se vuelve cosa menor ante la posibilidad de que ayude a ganar una gubernatura.
Haciendo una analogía con lo que sucede en el basquetbol, cuando se dice que un enceste después de un robo de balón cuenta doble, “sumando” el que te dejan de anotar, así en esto del pirateo de militantes los votos que gana Morena al PAN y el PRI cuentan por dos.
En resumen, pareciera que los de Morena tienen claro que captar “chapulines” les fortalece, mientras que en el PAN y el PRI no captan que tales fugas los debilitan.
ELECCIONES 2021, AMENAZADAS POR EL COVID
En este espacio mencioné desde hace meses que, conforme pasaran las semanas, podría aumentar el margen de incertidumbre en torno a cuál será el escenario en que se llevarán a cabo las campañas políticas y la jornada electoral del 6 de junio del 2021.
Pero la reciente declaración del subsecretario de Salud Federal, Hugo López-Gatell, me dio a pensar que la probabilidad de un escenario de pico mayor de la pandemia es casi una certeza y por ello tanto los partidos como sus candidatos deben irse preparando para ello.
Dijo López-Gatell que el repunte de contagios que ya se vive en todo el país podría extenderse hasta el mes de marzo, pero considerando que este bufón del Presidente ha errado –para mal– en todos sus pronósticos, podemos esperar que ese repunte se extienda no sólo en cuantía sino en duración, incluso quizás más allá del mes de junio.
En marzo es el inicio de la campaña por la gubernatura y semanas después arrancan las de alcaldes y diputados, por lo que es muy probable que las autoridades de salud prohíban para ese entonces el contacto social con el restablecimiento de las medidas para atenuar la movilidad social implementadas en los meses más duros de la pandemia en este año.
Estarían entonces los candidatos y sus equipos impedidos para la realización de cualquier tipo de acto de campaña que signifique contacto social.
El riesgo de que los actos de campaña pudieran significar más contagios, quizás haga necesario que las autoridades electorales emitan sus propias restricciones y sanciones para los partidos y candidatos que no respeten las recomendaciones de las autoridades de salud.
Tal escenario posible, haría que el triunfo de Ernesto Gándara o de Alfonso Durazo esté determinado por lo acertados que resulten en sus campañas “por aire”, pues las “de tierra” estarían prácticamente impedidas.
También quizás sea necesario que cada uno estudie sus propias clientelas para determinar si estarían dispuestas a acudir a las urnas el 6 de junio, con todo y el alto riesgo de contagios que probablemente impere en ese tiempo.
Podríamos, pues, estar en periodo de encierro parcial o total que impediría el desarrollo de unas campañas y elecciones normales, en condiciones inéditas pero que pueden visualizarse a partir de la experiencia de restricciones que ya tuvimos en este año.
Quizás gane en el 2021 quien desde este 2020 se prepare mejor para esta eventualidad.