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Si el agua de la tubería es potable, ¿por qué la compramos “purificada”?

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garrafon

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México es el campeón mundial en consumo de agua embotellada, a pesar de que no la necesita.

El Artículo 115 de la Constitución Mexicana establece que todos los municipios del país están obligados a entregar agua potable en los hogares, para beber y bañarse, además del drenaje, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales.

Aun con esta legislación vigente, cada familia mexicana compra 1,500 litros de agua embotellada al año, reveló un estudio realizado en 2016 por la firma Kantar WorldPanel.

Académicos y múltiples organizaciones no gubernamentales coinciden en que los mexicanos no necesitan agua embotellada. Mientras en otros países este formato es un asunto de estilo de vida, una mercancía gourmet o un simple accesorio para ejercitarse, en México se ha convertido en un artículo de primera necesidad.

¿Cómo un servicio público se convirtió en un negocio de 66,500 millones de pesos (mdp) anuales?

El 13 de junio de 1991, la comunidad de San Miguel Totolmaloya, en el Estado de México, reportó el primer episodio de lo que se convertiría en una epidemia de cólera, con casos en la mitad de nuestro país.

Ese fue el principio de todo. Treinta años después las familias difícilmente podrían volver a tomar agua directamente del grifo. El miedo a enfermarse a ausa de la mala calidad del agua, sigue existiendo.

Después de varios meses de mensajes con advertencias y campañas del gobierno para que los mexicanos hirvieran el agua y otras medidas preventivas, la marca Electropura (hoy Epura) comenzó a comercializar los primeros garrafones de vidrio con “agua purificada” en Ecatepec.

“Han convertido el cuidado de la salud en un elemento de venta”, advierte Fernando González Villarreal, director del Programa de manejo, uso y reuso del agua (Pumagua) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El académico recuerda que realizó pruebas a las marcas que se vendían en los 90, y 50% no cumplía con los requerimientos de salud necesarios para su consumo.

Después de 1995, comenzaron a venderse garrafones de plástico. “Eran mal vistos porque, supuestamente, eran más sucios. Incluso algunos, por el uso, se veían amarillos”, recuerda Ricardo.

“Se convirtió en la salida fácil. Se incrementaron las campañas de transnacionales, que invirtieron mucho dinero para vender las botellas en México y dar paso al debilitamiento de la infraestructura”, comenta Investigador y catedrático en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Raúl Pacheco-Vega, especializado en manejo de recursos naturales y estudios ambientales.

Hoy, las empresas Danone, Coca-Cola y Pepsico concentran 64% del mercado nacional que incluye agua gasificada, agua embotellada y de manantial, de acuerdo con datos hasta 2016 de la firma de investigación de mercados Euromonitor.

 

Reportaje completo en: https://www.forbes.com.mx/agua-embotellada-el-negocio-multimillonario-que-mexico-no-necesita/

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