POR INDEFINICIÓN, LOS MUNRO PUEDEN DAÑAR AL PAN
QUE FALTARON PANTALONES A LOS MAGISTRADOS
Por Jesús Ruiz Gámez
Ayer llegaron a mi chat dos nuevas encuestas sobre las preferencias electorales de los sonorenses para elegir gobernador en junio de 2021.
La verdad es que no ofrecen un cambio sustancial respecto a otras anteriores, pues los mismos personajes encabezan las preferencias por partido desde el año anterior.
Salvo diferencias en los porcentajes, todas las encuestas han perfilado que los aspirantes más convenientes para cada partido son: Alfonso Durazo para Morena; Ernesto Gándara para el PRI; Antonio Astiazarán para el PAN; y “a’i se dan” en las preferencias María Dolores del Río y Ricardo Bours por el MC, aunque ya se sabe que este último supuestamente tiene amarrada la candidatura.
Durazo, Gándara y Astiazarán parecen gozar de un consenso entre la militancia de sus respectivos partidos y eso los hace los más convenientes, pues darían más garantías de la apreciada unidad partidista.
Pero déjeme decirle que, en mi opinión, salvo para que los aspirantes y los partidos tomen una que otra decisión, o como instrumentos para acicatear a la base militante, a estas fechas previas al inicio de las campañas las encuestas para nada sirven en términos de adelantar un posible resultado en el 2021.
Le platico lo que está en mi memoria: más o menos por estas mismas fechas pero del año 2002, luego de un exitoso proceso interno en el PRI, las encuestas citaban que el futuro gobernador Eduardo Bours le sacaba una delantera de casi 30 puntos al que sería el candidato del PAN, Ramón Corral: el resultado de la elección fue casi un empate.
En el 2009, todavía unas semanas antes de la fecha de los comicios, el candidato del PRI Alfonso Elías Serrano le sacaba entre 10 y 15 puntos de ventaja al candidato panista Guillermo Padrés, quien terminó ganando la gubernatura.
Seis años después, más o menos a mediados de la campaña por la gubernatura, Javier Gándara se perfilaba para ganarla por el PAN con una ventaja cercana a los 15 puntos sobre la priista Claudia Pavlovich, quien terminó remontando y es ahora la principal inquilina del Palacio de Gobierno.
A nivel presidencial también hemos visto historias similares y ni se diga en cientos de historias de campañas por alcaldías en todo el país.
Así que, si su candidato preferido parece ir a la zaga, no se preocupe, porque la historia que aparentemente vaticinan las encuestas no será tal cual; de hecho, lo más probable es que la historia final sea muy diferente.
La gubernatura la podrá ganar quien, desde la precampaña, se revele o confirme como el mejor candidato, con los apoyos suficientes y la mejor estrategia.
Y esto último nunca lo pueden predecir las encuestas.
POR INDEFINICIÓN, LOS MUNRO PUEDEN DAÑAR AL PAN
Pero resulta que mientras Kiko deshoja la margarita para definir su futuro, puede ser que afecte seriamente a su partido.
A’i les va por qué:
Su padre, Ernesto Munro Palacio, es dirigente estatal del PAN y como tal se comprometió desde hace mucho a que solicitará licencia a la presidencia del partido si su hijo Kiko se anima a competir, pues no considera ético mantenerse en el cargo bajo esa circunstancia.
Pero si ambos no se ponen de acuerdo de una vez, cabe la posibilidad de que Kiko anuncie que sí va por la candidatura quizás hasta finales de este año o inicio del próximo, con lo cual los panistas se tendrían que quedar sin su dirigente estatal cuando ya la campaña esté a la vuelta de la esquina.
Puede ser muy grave para cualquier organización quedarse sin su cabeza principal, cuando se supone que bajo su liderazgo se han alineado todas las fuerzas alrededor de una estrategia.
Los Munro quizás deberían decidir ya si van o no van.
QUE FALTARON PANTALONES A LOS MAGISTRADOS
La carta es algo extensa pero me quedo con esta parte:
“La grandeza de un tribunal constitucional y de sus integrantes radica en poder separar las presiones de los argumentos, los manotazos de las razones y los caprichos del derecho para poder resolver con apego a la Constitución. Eso no sucedió hoy (antier).
“El día de hoy (antier), en una decisión muy dividida, la SCJN decidió cambiar la constitucionalidad por la popularidad. Al adoptar una decisión sin argumentos no solo se dio la espalda a sí misma y a sus decisiones precedentes en la materia, sino que le dio la espalda a la imparcialidad con el ánimo de evitar una confrontación con del poder político, perdiendo en ello su independencia”.
En palabras más llanas, les dicen a los magistrados que les faltaron pantalones para defender lo que juraron proteger.